martes, noviembre 21, 2006

ME GUSTA VERSUS NO ME GUSTA (o la maldición del cristal)



Ya amenacé ayer con ello -y no me digan que no-. Hoy toca el apartado de los “No me gusta”. Resulta chocante cómo a través de un listado de cosas, algunas de ellas afines pero otras inconexas entre sí, se puede llegar a conocer la personalidad de alguien. Ver si somos pasionales, tranquilos, cultos, analíticos, sintéticos, grado de madurez, etc, etc.
Después de leer mis propios listados yo no sé si me conozco más, la verdad, pues a ese respecto ando un poco perdida. Es lo mismo que cuando te contemplas en un cristal y ves tu reflejo, por mucho que mires nunca distingues tus rasgos con precisión y siempre te vas a quedar con las ganas de saber si se te ha corrido el rimmel ó no.

NO ME GUSTA:

La carne. “Ciertas” películas comerciales, generalmente americanas. Sudar. Todos los topicazos que se dicen en estos casos pero que además son ciertos: La violencia, los dictadores, el terrorismo, las guerras, la prepotencia, los perdonavidas, etc., etc. Comer mucho. Dormir mucho. Darme cuenta a toro pasado que tenía que haber revisado y corregido más ese texto escrito y enviado “a la remanguillé” porque podía haberlo hecho mejor, y yo lo sé, pero los demás no. Limpiar el polvo. Que me incordien con preguntas u observaciones tontas cuando estoy en trance, pensando. Sentirme miserable después de responder de malos modos a alguien a quién quiero. El calor. Los viajes largos en coche. La leche sola. Ciertas músicas ó lecturas que intento soportar lo mejor posible porque aún detesto más la intransigencia. Cuando hay una reunión importante para tratar de solucionar algo, que la gente se disperse y pierda el tiempo en asuntos irrelevantes. El cotilleo. Vestirme de señora mayor Las escenas violentas en general y de maltrato a los bichos en particular. El fútbol, más que el fútbol ciertos aficionados extremos y malencarados. Que se juzgue a las personas por pertenecer a determinadas etnias ó países de origen. La típica frase “tantos extranjeros...nos van a invadir” me harta, de hecho ya estamos invadidos, pero de tontos y egoístas. Los radicalismos, “ a ese le cogía yo de no sé dónde...”. La incomunicación, y que por su culpa no se arreglen problemas que podían tener solución. Que me hostiguen y metan prisa. Las persona plañideras. Los tristes que me bajan la moral a los pies. Los envidiosos. Los chándal. Que me llamen señora en la fila del autobús -¿qué passssa, que no tienen ojos para ver que una es todavía adolescente?-. Esperar en una fila ó en una tienda a que me llegue el turno. Restar...

Rastreando las huellas de las pisadas de todo aquello apetecible ó detestable, a veces descubrimos que dentro de nosotros se esconde un dinosaurio -ó un ratón-, vaya usted a saber. Miedo me da averiguarlo.


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