lunes, enero 15, 2007

PINGÜINOS



Fin de semana motero en mi ciudad, Los Pingüinos. Valladolid ruge al compás de los motores de miles de motos que surcan sus calles. Los bares -¡y mira que hay bares en Pucela!- están plagados de hombres y mujeres camuflados bajo un siniestro gore-tex . Los parroquianos habituales del pincho, el vinito o la caña, apenas tenemos cabida en dichos establecimientos y nos tenemos que replegar ante tanta afluencia de "black devil" o compartir con ellos el escasísimo hueco que queda libre en la barra. Optamos por lo segundo. Es un honor para estos ciudadanos recibir a todo aquel que se quiera añadir a esa, ya dilatada, nómina de jinetes en cueros que cabalgan sobre un par de ruedas.

Resulta todo un espectáculo ver desfilar esos grupos de motos impresionantes o disfrutar de la presencia de enormes hileras de ellas aparcadas en cualquier esquina aledaña a la Plaza Mayor -¿dónde se meten el resto del año?-. A una servidora personalmente se le cae la baba con las legendarias Harley Davidson. Son mi debilidad y no sabría decir porqué. Jamás he montado en moto, es más, creo que si lo intentara no sabría ni subirme, me tendrían que aupar igual que hacía Sancho con D. Quijote después de una de sus múltiples caídas. Lo cierto es que la imagen romántica del motero libre y trashumante que, cual nómada, va de concentración en concentración, no me deja indiferente y me hace reflexionar sobre si, en otra vida futura que viva, me gustaría realmente -o no- hacerme motera. Claro que, como en otros aspectos de la vida, la cosa ha cambiado también para ellos. El romanticismo y la épica de ir casi a salto de mata, durmiendo en tiendas de campaña, en sacos... "donde se puede", ha dado paso a otra situación más confortable, la de dormir "donde se debe", en estupendos hoteles, previa reserva con meses de antelación, comer en los mejores restaurantes y competir por ver quién la tiene más grande -la moto, digo- Como ven Vds., nada al azar. Pese a todo, y si me reencarno, me pensaré lo de hacerme motera. Pero de las de hotel y restaurante, claro.

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