lunes, febrero 05, 2007

UNA NOCHE DE LAS MIL Y UNA


Llegó la noche número mil y Sharazade no sabía qué más podía contarle al Rey. Intervino el Visir y le propuso probar con algo novedoso que pudiera ser bien recibido por Su Majestad, algo así como un streaptease. Sharazade acogió la idea con alborozo y pensó en llevarla a la práctica.
Bien entrada la noche acudió al aposento real, mandó colocar un biombo y se ocultó luego tras él. Lo que vino más tarde fue fruto de la improvisación. En lugar de quitarse los atavíos, empezó a despojar su alma y, poco a poco, fue colocando sobre el biombo: La vergüenza, los sentimientos buenos y malos, las dudas, los temores, sus credos, lo a priori y lo a posteriori, la razón, el deseo, etc, etc, así... hasta que desnudó su alma por completo. Cuando terminó no sabía qué hacer. Por una parte sentía miedo de que la mampara cayera al suelo y su alma quedara en evidencia ante el Rey, pero por otro lado quería que el hecho ocurriera, no en vano sentía rabia por su propia cobardía.
Dudó y dudó, al final decidió cubrirse con algo y salir de su escondite, para ello tomó lo que estaba más a mano, la vergüenza. Su sorpresa fue mayúscula cuando asomó y descubrió que ya no había nadie al otro lado.

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