viernes, marzo 23, 2007

¿DÓNDE ESTAS?


Hace días que no siento a mi “amigo invisible”, porque aquí donde me ven Vds... tengo uno.

Las personas imaginativas y calladas, las que suelen “perder el tiempo” reflexionando y construyéndose un mundo distinto del real, las que viven otras historias paralelas e ignoradas por los demás, aquellas que necesitan romper con la rutina diaria y despojarse de vez en cuando del oscuro y triste manto gris de la cotidianeidad para echarse por encima de los hombros una capa de rutilantes colores... suele ocurrir que se comunican con un “amigo invisible” a través de unos tenues hilos transparentes, delicados e imperceptibles para el resto de la gente.
Para que me entiendan Vds. me siento como una niña, más en el fondo que en la forma –lamentablemente mis formas infantiles y juveniles se perdieron hace tiempo-, pero a veces me sorprendo a mi misma platicando con alguien que está en la habitación pero que sólo puede ser observado a través de mis pupilas, igual que cuando era una cría. No se trata de un espíritu, ni de un muerto, ni de un ángel de la guarda ni de mi propia conciencia. Es un ser que está tan vivo como yo, que siente, que padece, que tiene sus propios conflictos y que, a veces, hasta me pone en un brete -otras, simplemente me pone-, pero que indefectiblemente está “ahí” sentado, esperando a que yo vaya a contarle mis penas. Un humano siempre necesita tener a alguien a mano en quién confiar, alguien que le escuche y le guarde los secretos; ni de mi propio “yo” ni del resto de los humanos puedo fiarme...¿Saben qué decía mi abuela?: “¿Me guardarás un secreto, amigo? ¡mejor me lo guardas si no te lo digo!”. El “invisible” me quiere y no me traiciona, la pena es que ustedes no puedan verle... Y yo a veces tampoco.

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