lunes, marzo 12, 2007

LE PIDO MIL DISCULPAS, SR. BLOG.



Querido Sr. Blog:
Por la presente le comunico que me persono de nuevo ante Vd. con aquel firme compromiso, que ya adquirí en su momento, de proporcionarle el sustento, si no diario, al menos frecuente -un día sí y el otro también-. Compromiso que me he visto obligada a eludir últimamente, no tanto por la excesiva carga que soporto en el ámbito laboral como por la sobredosis de actividades que “debo” asumir en el terreno lúdico.
Espero acepte mis disculpas por tenerle a dieta, pues estoy segura sabrá entender que una servidora, además de atenderle a Vd., tiene que trabajar en un hospital –a turnos, con nocturnidad y alevosía-; llevar a cabo sus obligaciones domésticas -familia, mascotas, la casa, la compra, el psiquiátrico, y no es una metáfora, oiga…-; prestar un poquito de atención a los colegas –para que no se mosqueen, me retiren el saludo y dejen de llamarme y de leernos a Vd. y a mí-; tomar esa cañita diaria después del ensayo –que no hace daño y es diurética-...

...ultimar y estrenar el par de montajes teatrales en los que humildemente colaboro –“La bella Dorotea”, de Mihura y “Los pintores no tienen recuerdos”, de Darío Fo, qué puntazo ésta última, cómo se rió la gente y, modestia aparte, qué bien nos quedó-; acudir al conciertazo de Fito del viernes pasado -¡estuvo superior, Sr. Blog, qué entregado ese Fito y qué manera de hacernos bailar como peonzas-; escribir de vez en cuando y hacer alguna que otra foto -para evitarle a Vd, en la medida de lo posible la muerte por inanición, o, lo que es peor aún, la vergüenza y el oprobio de ser el blog con más pinta de anoréxico de todo el ciberespacio-; estrujarme la sesera para lograr crear algo, infructuosamente la mayoría de las veces; responder a los amables tertulianos –ya amigos- que exponen y derraman su dosis diaria de ingenio por los distintos blogs; desarrollar una infinita paciencia para afrontar las adversidades diarias –que no son pocas-, y generar un suplemento adicional de imaginación para hacerme perdonar, por allegados y amigos, mis continuas impuntualidades y/o falta de atenciones; reintentar por enésima vez leer un libro entero y de tirón, a ser posible que me dure su lectura menos de seis meses…et-cé-te-ra, et-cé-te-ra, et-cé-te-ra.


Como ve, Sr. Blog, lo de su ayuno no es cosa de capricho, tampoco se trata de una penitencia ni de estar en tiempo de Cuaresma. Le invito a que aproveche la coyuntura para ponerse en forma y lucir un cuerpecito esbelto y juncal ahora que se nos acerca la primavera. Pues…pensándolo bien, con la llegada del buen tiempo, a la larga nómina expuesta ahí arriba, habrá que añadir el paseíto diario con Pachi por la orilla del río, los baños de sol en la terraza para ponerme morenita, tal vez desempolve la bici por aquello de hacer piernas, alguna excursión tralarí tralará…¡en fin!

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