jueves, abril 26, 2007

TOROS DE "GUISANDO"


H. y el vecino, el amante de su mujer, iniciaron una extraña relación. En el rellano, ante la puerta del ascensor, se saludaban con frialdad. Pero cuando coincidían en la casa de H, éste se mostraba con él cordial y caballeroso. No en vano sostenía como principio inapelable la presunción de inocencia ante una acusación.

Cuando se encontró a los dos, desnudos y refocilándose, sobre la mesa de la cocina, su mujer le dijo: "no es lo que parece, este vecino tan atento me está enseñando cómo se prepara un nuevo guiso".
H. opinaba que siempre era bueno dar un voto de confianza a las personas.

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