lunes, junio 04, 2007

RÉQUIEM POR UNA FLAUTA


Era un pobre diablo que pensaba que, cuando ella le tomaba cada noche de la mano para empujarle a su cama y le rogaba que dejara de ensayar, era porque estaba loca por sus huesos. Pero en realidad estaba cansada de su flauta. Por eso se largó con un tipo de Virginia que practicaba saxo, pero saxo del bueno.

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