domingo, julio 29, 2007

EL (MAL) TRATO DEL SULTÁN




Mirándole fijamente a los ojos, el Sultán le dijo a Seherezad:

-“Voy a mostrarme magnánimo contigo, esta vez no mandaré que corten tu cabeza como he hecho las veces anteriores. Si eres capaz de divertirme y mantener vivo mi interés por ti durante mil y un día, te recompensaré casándome contigo, de lo contrario tendrás que irte de mi lado. Simplemente eso.”-

Seherezad se empleó a fondo y echó mano de todos sus recursos, que no eran pocos. Durante meses y meses interpretó para él la danza del vientre, se inventó cuentos, masajeó su cuerpo friccionándolo con aceites aromáticos, le contó cientos de aventuras reales que le habían sucedido a lo largo de sus muchas vidas anteriores...
En resumen: la chica cumplió su parte del trato sobradamente.

El Sultán, en cambio, se devanaba los sesos pensando, mientras reposaba en su cómodo lecho y contemplaba la lujosa cubierta de su jaima:

- “No sé qué hacer con ella... humm... la chica me ha entretenido, eso es cierto, pero el caso es que, ahora que lo pienso, conozco tantos datos sobre ella que empieza a aburrirme el asunto. Se ha esfumado la magia igual que en otras ocasiones. Me pregunto si es posible lograr un amor que dure para siempre...ahhh...”-

Y bostezando de tedio, se quedó profundamente dormido, soñando que sí, que era posible.










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