miércoles, julio 11, 2007

¡A ESCENA!


Érase una vez un tipo que, al caer la tarde, fue al mar para ver actuar en directo al astro rey. Cuando se abrió el telón y apareció en escena el sol, rutilante y descarado, la imagen que proyectaba era tan sobrecogedora que el hombre se sintió desbordado por la emoción.
Con un fervor casi religioso, se quitó el sombrero y lo cruzó con ambas manos ante el pecho, igual que si estuviera en un velatorio. Pero al descubrirse, se llevó enredado en el sombrero un postizo capilar que camuflaba su alopecia, quedando el peluquín desplazado completamente hacia un lado, lo cual, de puro grotesco, le procuraba un aspecto patético.

El sol, al verle, prorrumpió en carcajadas, y tuvo que sujetarse su enorme barrigón para que no le saliera disparada una hernia que tenía contenida y sujeta tan sólo con hilvanes. Tanto es así que no pudo seguir con la performance, y hubo de abandonar el escenario para ocultarse entre bastidores mientras sus risotadas retumbaban en el cielo como si se avecinara una gran tormenta.
De prisa y corriendo, sin tiempo para cambiar los decorados, apareció la luna lunera por el foro al grito de ¡el espectáculo debe continuar!

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