martes, agosto 28, 2007

UN PENDIENTE SOBRE MI MESILLA



"... Al verle encima de la mesilla, sentí por dentro una especie de comezón; porque un pendiente olvidado junto al lecho del amante, tiene el mismo significado que la meada de un perro a los pies de un árbol. Marca territorio, sin más narices.
Después del pendiente vinieron otros "descuidos": una prenda interior debajo de la cama, un paraguas, un suéter, objetos de su personal aseo en mi baño, sus libros, el anticonceptivo que decía que tomaba pero que, en realidad, arrojaba al inodoro... así sucesivamente hasta que, cuando me quise percatar, escalando y trepando poco a poco, conquistó cada centímetro cuadrado de mi persona. Un día me asomé al espejo, y, horrorizado, me di cuenta que había vuelto a ocurrirme de nuevo. Ya no me pertenecía a mi mismo: mientras dormía, me había arrancado la única cana que me quedaba, y en su lugar había plantado una bandera tricolor.
He pasado tantas veces por esa misma experiencia, que las lenguas de doble filo dicen que me estoy quedando calvo... En verdad no son cabellos los que pierdo, son las banderas que otras me van colocando, y que yo me arranco cada vez que veo peligrar mi libertad..."

No hay comentarios: