lunes, enero 21, 2008

EL CANDIDATO


Yo siempre lo había pensado: “este gato mío sabe latín, qué listo es... " Pero no tuve la total seguridad hasta aquel día en que le vi subido en el púlpito de la iglesia, arengando a toda una legión de topillos:

-“Mirad...es mejor para vosotros que os vayáis del campo por las buenas y dejéis en paz los cultivos de los labriegos. No sabéis muy bien cómo se las gastan, son muy brutos. A cambio yo os ofrezco seguridad y protección, no os faltará ni la comida ni la vivienda, tendréis garantizada la atención sanitaria, el subsidio de desempleo, jubilación, educación –si os interesa-, y todo ello...¡sin trabajar! Si me dais vuestro voto, prometo llevaros a un desván -que está justo donde yo vivo- y me comprometo a trabajar para vosotros, por conseguir ese estado de bienestar que os merecéis y os está negando el actual alcalde...”-

Elegante de arriba a abajo, impecablemente vestido y luciendo una vistosa corbata, apoyaba sus manos con poderío sobre la balaustrada del púlpito, mientras una chispa de codicia brillaba en sus ojos.
Las próximas elecciones municipales estaban al caer. Mi gato se presentaba arropado por una formación política de perfil progresista. Los sondeos le auguraban una mayoría absoluta en detrimento del Flautista de Hamelin, actual alcalde y representante del partido conservador, que no estaba nada dispuesto a ceder la alcaldía para dejar el futuro del pueblo (labradores versus topos) en manos de un felino rojo y peligroso.
Presintiendo que la cosa iba a estar difícil para él, el flautista deambulaba como La Zarzamora: "afilando su flauta, llora que llora por los rincones."

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