miércoles, enero 16, 2008

LA HEMORRAGIA

Ocurrió en medio de la cena de Nochebuena, justo cuando los espíritus de los invitados, alentados por los más diversos efluvios de origen etílico, se empiezan a mostrar juguetones y dicharacheros. Alguien derramó una copa de vino tinto sobre un mantel de hilo color blanco inmaculado. La copa se rompió y murió a causa de una gran hemorragia, pues el vino, insolente y libre de ataduras, se extendió por el tapete llegando incluso a salpicar el traje impecable de unos de los asistentes.

Cada cual hizo su propia reflexión y tuvo una visión distinta del percance:
El creyente, en vez de vino, vio correr por el mantel la sangre de Cristo; el borracho lloró por la sangre de Baco; el vampiro, donde había un fragmento de fino cristal, sólo alcanzó a ver un fragmento del fino, delicado y palpitante cuello de su amada, desangrándose a chorros; finalmente, el abstemio al que le cayó una mancha de vino sobre su mejor camisa, advirtió con sorpresa cómo se dispersaba sobre la mesa la sangre del tipo ese que derribó la copa, sobre todo cuando el cuchillo que sostenía entre sus manos penetraba limpiamente en el tórax del torpe comensal.

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