viernes, agosto 13, 2010

POR MI PADRE… LO QUE SEA




La histérica de la tele gritaba:
-¡Yo por mi padre, ma-to! ¡Por mi padre, ma-to!-

Lo decía bien alto y bien claro a la vez que mostraba a la cámara un par de ojos anfibios a modo de desafío.
Mi perro jugueteaba con una vaca; mi perro es de carne y hueso aunque parece de peluche, pero la vaca es de goma y sólo parece de goma.
Los gritos de la paisana aquella horadaban mis tímpanos. Sus gritos eran de hojalata y mis tímpanos son de seda, aunque a fuerza de escuchar tonterías cada día del año se han convertido en tímpanos de amianto. Ahora ya no sé ni lo que oigo y mucho menos lo que escucho, sólo sé que en ese momento no sabía qué hacer: si tomar la bici bajo el brazo y salir huyendo de casa, si montarme en el perro o sacar a pasear a la vaca con una correa al cuello. La vaca, insisto, es de goma.
Al final opté por echarle el lazo al cuello al tipo bajito del abrigo marrón que, feliz, movía la cola repetidas veces a ambos lados de las caderas.
Él utiliza el abrigo marrón todos los días del año, debe ser para no enfriarse o para que las estupideces que se filtran a través de la tele no le calen demasiado.
Pese a todo, pese a estar en agosto derramándose sobre nosotros un sol de justicia, le dije:
-Abríguese, padre, no se enfríe… ande, suelte esa vaca ¿no ve que es de goma?

Y es que yo, por mi padre, ma-to.

http://ana-erre.es




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