martes, septiembre 21, 2010

A CONCIENCIA





La ciencia se basa en la experiencia, o eso dicen.
El éxito en la paciencia.
La esperanza en la creencia.
La ilusión en la inocencia.
La seducción, a veces, en la elocuencia.
El poder en una imposible y envidiable omnisciencia.
La violencia, no sé si se basa, pero engorda con la violencia.
Los gozos y los placeres vienen de la mano de alguna que otra turgencia.
La locura, en mi caso, asienta sus reales posaderas en la reminiscencia.
El infortunio se digiere mejor desde la inconsciencia.
Si se va suelto de vientre, lo que conviene es la astringencia.
La hipocresía es hermana de la apariencia y prima de alguna extraña deficiencia.
La histeria se adivina bajo el velo de la bella indiferencia.
La tristeza ofrece como menú un plato a rebosar de inapetencia.
El frío aumenta con la ausencia.
Pero el calor no aumenta con la carencia, es más, se está más frío cuanto más grave es la falencia. Un consejo, si se pone bravo, se disfraza de advertencia.
La mejor vocación del ser humano es aquella que se resuelve con eficiencia.
Que te sientan muerto cuando estás vivo, no es un error clínico, eso es una penitencia.

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