viernes, septiembre 17, 2010

SABER AMAR A LA FLOR



Saber amar a la flor
es felicitar el día
y el momento en que nació.
La primavera propone,
el otoño dispone y prepara la tierra
para que el trigo se siembre.
Mayo cede su cetro, su aroma
y verdor a septiembre.
Hoja dorada de otoño,
albricias del primer retoño,
oro cálido divino,
caída divina de estío,
Baco no es dios, es adivino
y vaticina una otoñada sin vino
plena de flores preñadas de olores,
sin hollejos, sin espinas,
sin fiesta de la vendimia,
sin tinajas de barro
y sin amaneceres fríos.
El verano ya se apaga
y la vida, alcahueta al fin y al cabo,
antes que prenda la lumbre el invierno
y nos deje sin matices y sin brillos,
con su eterno menoscabo
nos deja risas y cuentos
que viajan en bicicleta,
un mago que extrae palomas
a través de una trompeta,
nos deja un árbol gigante
que surca hasta el infinito
y que se cree que es un cometa,
nos deja mil caramelos
colgados de una chaqueta,
la mentira piadosa precipitada al vacío
en los labios de un profeta,
nos deja una sola flor
de inigualable belleza,
la más hermosa y singular,
que siendo de color morado
tiene la frente morena,
la más querida …
qué curioso, no es planta,
tiene pies, vive descalza,
y aún siendo flor, camina,
canta, siente, besa, danza,
llora, ama y abomina,
tiene nombre de mujer, no es azucena,
margarita, iris, hortensia,
dalia, rosa, melissa o jazmín,
la que te dije, la mía,
la que prefiero…
tiene los ojos bonitos,
sonrisa de querubín
y los pétalos de seda,
con decir lo que te dije,
que se llama Violeta…
Imagen, cortesía de Google

No hay comentarios: