viernes, octubre 01, 2010

ENVIDIA


El que carece de toda superioridad o mérito desearía que nada de eso existiese. Le tortura verlos en otra persona; se pone blanco, verde, amarillo de la envidia que le corroe por dentro. Le gustaría aniquilar y hacer desaparecer a todos los privilegiados. Mas si, para su desgracia, no tiene más remedio que dejarlos vivir, será bajo la condición de que oculten sus perfecciones, de que las nieguen por completo, de que abjuren de ellas. Ése es el origen de las frecuentes alabanzas a la modestia.


El mundo, II, p.547


Arthur SCHOPENHAUER


Qué grande eres, Don Arthur, y qué bien has dibujado la modestia, si no fueses tan misógino y no estuvieses muerto, te daba un beso en la boca.

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