lunes, noviembre 08, 2010

Empirismo en el caso del amor... ¿teoría, práctica?


Respecto al silencio y a los que están detrás del silencio he de confesar que he elaborado diversas teorías, lo cuál no quiere decir en absoluto que sean ciertas, de hecho, hay cientos de teorías que hablan del origen del universo o de Dios y posiblemente ninguna de ellas sea la buena. Bien… podría haber escrito un voluminoso tratado con todas mis reflexiones, no lo he hecho y a día de hoy no me arrepiento, pues tengo otra teoría acerca de las teorías, y es la siguiente:
-Lo que importa en realidad es la práctica, la constatación de unos hechos, pues, si bien de ellos, de la comprobación de esos hechos, puede derivarse una ley o un experimento, también es verdad que de lo teórico no se deriva necesariamente un hecho práctico.
-La parte teórica del conocimiento es importante, básica, nadie se lanzaría a excavar un túnel de veinte kilómetros si previamente no se hubiese hecho un estudio de mesa considerable. De acuerdo. Pero…si a la hora de ejecutar el túnel las cosas van de otro modo porque la orografía del terreno nos sorprende, por ejemplo –cosa impensable hoy día-, y los datos iniciales no son los que mandan a la hora de la verdad –de la práctica…-, entendiendo por datos iniciales, las estimaciones económicas, de materiales, tiempo de ejecución de las obras, imperativos legales, impedimentos por razón del ecosistema, etc… ¿qué es lo que prima ahí realmente, la teoría o la práctica…? ¿Lo ven…? Siempre es la práctica la que marca y regula nuestras vidas.
-Conclusión: la teoría marca una serie de pautas, orienta… pero no es decisiva, pues de ella no se extrapola –necesariamente- un hecho práctico, salvo que dicha teoría vaya avalada por la observación empírica –reiterada y constatada- de dicho hecho; la práctica a veces es anárquica, heterodoxa, indisciplinada, no obedece a ninguna ley, todo lo que quieran… pero si un hecho se repite a menudo ¡vive Dios! que de ese hecho se puede extrapolar una ley.

Entiendo que cuando se le dice a alguien insistentemente y día tras día “te quiero”, por ejemplo, no haya teoría que avale en ningún sentido que dicha manifestación amorosa vaya a derivar en un hecho práctico como el de romper un silencio sepulcral; no obstante, estoy segura, pues me lo dice el sentido común, que por insensible que sea el destinatario de tales manifestaciones de afecto, es imposible que sea tan impermeable a ellas como un techado de tela asfáltica.


Dedicado a los hombres -y mujeres- de ciencia, que todo lo indagan... menos las causas, los fines y los procesos del amor.




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