viernes, diciembre 03, 2010

DESDE ESTA JAULA


Desde esta jaula dorada
diviso el cielo infinito,
veo nubes,
las estrellas, los cometas y la luna
van dando fe de este escrito.
Me asomo al caer la tarde
por la ventana del alma,
y la noche, siempre oscura,
a tientas manda un saludo
que me llega y me hace llagas,
pues por amor me doblega.
Esta noche es portavoz
de quien mi recuerdo niega,
de quien la razón le ordena
anular lo que de emoción le embarga.
Y mi boca, lengua bífida afilada,
por lo demás viperina,
con los celos envenena
y con la ansiedad se inflama,
despertando sibilina.
El amor se balancea
suspendido de un alambre,
silencioso se columpia
en busca del equilibrio:
a un lado está la alegría,
en el lado de la tarde;
al otro está la tristeza,
y la oscuridad le alberga
con sus dudas y sus miedos,
mortecina.
Viendo que no regresas,
contigo se va mi calma,
el amor se ha desprendido del alambre
y al abismo se ha caído,
mi alma se muere de hambre
y se lamenta cuando escucha
la tormenta que,
implacable y sigilosa,
se avecina.

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