martes, mayo 24, 2011

ALITERANDO, ALIGERANDO


Hojas de jara que encajan en tus ojos
bajo tus cejas,
brujas que hacen crujir las jambas
de las puertas de los aljibes,
grajos cojos que presagian
orujo de sangre roja,
rugir con furia,
gemir de placer,
cobijarme en tu pecho
y encontrar dentro de él
alojado un jazmín.
Arrojar una laja a lo lejos
con cajas destempladas,
exprimir tu savia, en un beso,
cual zumo ligero que se extrae
al sajar una naranja,
regurgitar el dolor,
jadear y sudar evocando el pasado,
jalear al amor
y burlarle tejiendo una paja,
crujir de miedo ante el futuro.
Recoger lo mejor de ti y de mí,
mojarlo con llanto,
cuajarlo a fuego lento a la lumbre del cariño
y guardarlo bajo una teja,
emerger con un vagido
del vientre de una vieja,
ungirte con mis lágrimas,
rajar y vaciar mis venas
como penitencia al pecado de quererte,
o mejor aún, decir jamás
que es mejor que decir nunca
y peor que decir siempre.


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