martes, agosto 02, 2011

LA DAMA DEL CUADRO

Sola. Desde el otro lado del cuadro, la mujer de Romero de Torres mira de soslayo.
Oculta tras un gato su rostro y sus ojos llorosos. No quiere que los visitantes la veamos llorar, pese a todo, no tiene mayor inconveniente en mostrar su desnudez y su femenina fragilidad. Nosotros disimulamos, hacemos como que no la vemos mientras con el pie pisamos el charquito de lágrimas que se va formando junto a la pared que sostiene el cuadro. En realidad no queremos hacerle daño. Sola. Sola se queda de nuevo cuando nos alejamos de allí a otras salas del museo. Tras nuestros pasos, solas se quedan las huellas mojadas que van dejando las suelas de nuestros zapatos sobre el pavimento.

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