miércoles, septiembre 14, 2011

¡Y por fin llegó el día de la grabación!

Han pasado ya dos días desde que acudí al rodaje del capítulo piloto de la nueva serie que se está grabando para televisión, Guardianes del temple, para dar cuenta del personaje que se me había asignado hará unas tres o cuatro semanas, y aún me queda el regusto de esta recién estrenada experiencia. Mi paso por dicha serie ha sido breve, puede que sea fugaz como un cometa y que lo único que quede de él sea un recuerdo acuñado, uno más, en mi memoria, como esas muescas que se tatúan en las cortezas de los árboles; en todo caso lo recordaré siempre con agrado.

Allá por abril –creo que fue- me presenté al casting de actores y figurantes, sin mucha fe, más que nada por curiosidad y para saber qué es eso de un casting. Una de las señoritas que estaban sentadas frente a una mesa recibiendo y apuntando a los aspirantes, me preguntó si deseaba afrontar la prueba de selección como figurante o como actriz, yo le dije muy digna y altanera que como actriz, naturalmente. A partir de ahí todo fue surgiendo y llegando de un modo natural… aprenderme un pequeño monólogo mientras hacía la cola aguardando mi turno, pasar el mal trago de los nervios que se suman por la larga espera, la incertidumbre y la inexperiencia –en mi caso- frente a una cámara…es decir, una espera “natural”, unos nervios “naturales”, y la otra espera final que llega a diluirse y confundirse con el olvido, merced al paso de varios meses… todo ello, como digo, muy “natural”… Hasta que un buen día llega algo que rompe con dicha normalidad, entendiendo por normalidad la ausencia de noticias al respecto, pues casi uno da por hecho que nunca le van a llamar para estas cosas agradables, es más, algunos estamos convencidos que, de llamarnos algo o alguien, siempre ha de ser ineludiblemente vía exabrupto o para efectuar algún pago. Poco más.
Pero no, en esta ocasión el requerimiento fue para colaborar en el primer capítulo de la mencionada serie con un pequeño papel de reparto. Por supuesto me puse tan contenta que creo que llegué a levitar durante unos segundos, luego, eso sí, me posé en el suelo porque de nunca se me dio bien lo de volar ni lo de nadar, para qué nos vamos a engañar.
El personal integrante de las productoras asociadas para tal cometido, por lo que yo he podido ver, no puede mostrarse más atento y solícito con los “elegidos”, intentando, desde la barahúnda que supone montar en unos días un proyecto de tal calibre -movilizar recursos humanos y materiales de un día y de un lugar para otro… etc…-, satisfacer en todo momento cualquier necesidad, a nivel de transporte, de solventar dudas, maquillaje, vestuario… en fin, todo bajo la lógica presión del tiempo que, inclemente, se nos echa encima y prolonga nuestras esperas más allá de lo razonable, pero siempre dentro de lo que ya es –o parece ser- la “normalidad” en los rodajes para cine o televisión.

La experiencia no ha podido ser más positiva, el lunes 12 de septiembre mantuve las ventanas de mis ojos bien abiertas para no perderme detalle y que entrase a través de ellas la mayor información posible, para aprender, y por si acaso dicha experiencia no vuelve a repetirse; el mero hecho de no tener que ir a presentarme al dire –al cual no conocía-, o al encargado de producción de actores -a quién sólo conocía a través de teléfono o correo-, pues ambos fueron quienes vinieron a presentarse a mí, dice mucho en favor de llegar a un lugar y sentirse cómodo e integrado, o por el contrario, aislado y un tanto forastero. De ahí que lo único que cabe es expresarle mi simpatía y gratitud a todo el equipo, gracias Marcos, Fernando Arce, Fernando Manteca, Gabriela, Mila, Nieves, Miriam, Cecilia, Orlando, peluquero –no sé cómo es tu nombre, lo siento-, Charo…, y mi admiración a los actores y actrices que conocí en el hotel, Tony Isbert, Silvia Tortosa, Roberto Álvarez, Lara Dibildos, Azucena de la Fuente, Daniel Muriel, Luna Roca, Rocío Gama…, pero especialmente a mis colegas de reparto, con los que más tiempo estuve departiendo y charlando a lo largo del día, y que hicieron que la espera fuese menos… Luis, segurata en la ficción, y Mark Hyward, nuestro inefable Mister Kashe en la serie.


Mucha suerte a todos –y a los Guardianes, claro-

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