sábado, noviembre 05, 2011

ESCENA COSTUMBRISTA

Sobre el colchón, una sábana de nieve,
el frío polar de una pareja
rindiéndole tributo al desamor.

Sobre la almohada, una hebra forastera,
una guedeja, testimonio
de un cabello cercenado
como pétalo de flor.

Bajo la cama, escondidas,
unas botas de soldado,
rúbrica en piel hecha a mano
en el acta que proclama
el adulterio con honor.

En el armario, un hombre,
furtiva su mirada en la rendija,
el miedo que flota y que palpita
por celos que levitan,
siendo mucho más que aire.

Sobre la mesa, dos tazas,
el café del desayuno
que separa cada día un poco más
el dos a dos
y los convierte en uno a uno.

Encima del piano, moribundas,
las notas ahorcadas, desteñidas,
de una partitura macilenta,
la del réquiem luctuoso
que le canta con tristeza
al holocausto del amor.

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