sábado, diciembre 10, 2011

AYER AGUA, HOY SÓLO GOTA

“Las personas felices no tienen historia”
Lo dijo Simone de Beavoir (1908-1986), escritora y feminista francesa.



Soltó la fregona bruscamente dejándola caer sobre el cubo lleno de agua. Las gotas salpicaron suelo y paredes. Contemplaba extasiada una de esas gotas, cómo se iba deslizando desde la pared hasta llegar a rozar el suelo. Una vez allí, se perdía en la inmensidad fría y gris de la baldosa, sencillamente desaparecía como por ensalmo, igual que si nunca hubiese existido. Pensaba… esa gota era alguien cuando formaba parte del todo que estaba en ese cubo, por no hablar de cuando discurría por las cañerías y asomaba a través del grifo. Entonces, en pasado, era agua, un elemento necesario, cristalino, abstracto… agua en abstracto, tan difícil de medir, de tocar y de sentir. Pero ahora… ya no era ni un triste resto de humedad, no era nada. Recordó de pronto que así es como se sentía ella por dentro, como esa gota. Desde que él se fue, ella dejó de ser agua para convertirse en una gota solitaria y perdida en el océano de una baldosa de cerámica.
Entonces, de pronto se dio cuenta que estaba descalza y hacía frío, y la gota, ése minúsculo fragmento de nada de hoy, pero de algo de lo que ayer, ya historia, era un todo de agua, vino a acurrucarse justo debajo de su pie en busca de calor y de afecto.

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