jueves, marzo 31, 2011

YA ESTÁ LA NOCHE DISPUESTA



Ya está la noche dispuesta,
preparada, amor, para arroparnos
con su manto cibernético,
con su halo tan nostálgico.
Ya está ese frío de siempre
instalado en la ventana,
al cobijo de mi puerta en tu portal,
al abrigo de tu manta,
calor blando de mi almohada,
sereno de mi pecho en tu cuartel
y mi cuello en tu bufanda.
Pronto llegará la helada
que crepita en las gafas de tu coche
y hace crujir las rótulas de mi persiana.
Un timbre despertará los sueños,
que no son otros que los míos
que a tus sueños se entrelazan.
Sonará el canto del cuco,
bailarín a contradanza,
fiel del tiempo en la balanza,
ebrio de amor que, curioso,
asoma cada vez que escucha el roce,
campanada de mis labios en tu boca
ardiente y enamorada.
Cercana está la mañana
que cercena por el talle los amores prohibidos,
y sella con una llave
el cajón de tus secretos y los míos,
secretos adormecidos,
abortados, cohibidos…
Así pasamos la vida,
resucitando la noche
y muriéndonos el día,
haciendo del amor turbio un derroche,
de la falta de caricias, una suerte de reproche,
y del sexo vedado, monumento a la osadía.

miércoles, marzo 30, 2011

DESPIERTA EL DÍA



Despierta el día, y yo con él
me abandono a su luz y salgo
del oscuro túnel de la noche.
La brisa matutina me recibe
tras el café del desayuno,
si son dos mejor que uno.
Las hojas verdes de los árboles
se mecen y me sonríen.
La vida vive un día más,
la muerte que se me atribuye
se aleja y en paz me deja.
La lápida de mi sepultura,
cual nido de amor,
está revuelta y agitada.
Las horquillas de mi pelo
se han perdido, mejor así,
total… no tengo pelo.
Tras el abrazo amoroso
nuestras ropas languidecen
al lado de la losa.
Una botella de bourbon,
semillena en la oscuridad,
semivacía ahora,
descansa sobre una jardinera.
Confetti, serpentinas,
vidrios rotos y golosinas,
son los restos de
nuestra fiesta macabra,
de nuestra particular orgía.
Aquí yacemos solos los que,
estando muertos en vida,
miramos hacia adelante
y seguimos día a día
haciéndonos hueco
en el mundo de los vivos, con
espíritu de lucha combativo
y nuestro mejor talante.

domingo, marzo 27, 2011

MUJER DIABÓLICA




Sangrante Lucifer, taxi hacia el infierno con amantes y chofer,
fascinante charlatán, irresistible Leviatán,
ardiente piel de Satán guarnecida en tafetán.
Deslumbrante Luzbel, hembra de serpiente cascabel,
portera de noche en su torre de Babel.
Perversa Belcebú que galopa a lomos de un cebú,
silencio mudo de un amor que hablar de él es poco menos que tabú.
Tórrido Mefistófeles que escuece
como la cálida e insidiosa picadura de un Anófeles
repartidor de Tele-Malaria a domicilio,
correveidile de urticaria al por mayor,
mosquito emisor de deuda hipotecaria.
Mujer astuta y arpía como un trago de cicuta en una orgía,
por obra y gracia de Dios aupada en un retablo,
y por afán del Diablo, hundida entre la paja de un establo,
carne de cañón propensa al revolcón,
promiscua dama, homérica tejedora de un vocablo ignoto,
escudriñadora del averno a bordo de una moto de potente cilindrada,
acreedora al mejor polvo que esconde entre sus piernas
la punta de un venablo, ya sabes de lo que hablo.
Casero y artesanal Anticristo,
fámula doméstica con potente y penetrante olor a pisto,
inocente y perversa, es la zorra que ataca con sus guisos
y seduce poco a poco, de un modo imprevisto,
aniquilando con besos y caricias, mientras,
con sorprendente y fría calma, se apropia de tu alma
y se fuma ante tus ojos, con lascivia, tu propio Montecristo.

jueves, marzo 24, 2011

Ay, Punset, Punset...


El domingo, hojeando el suplemento dominical del periódico, XL Semanal, me detuve en la columna de opinión que escribe el insigne sabio Eduard Punset, “Excusas para no pensar”, en la cual respondía a la pregunta que semanalmente le formula un lector –supongo que cada semana será un lector diferente-, en este caso la pregunta era de marras: ¿Qué ventajas tendría un gobierno único? Parece ser que el lector se refería a un gobierno “mundial”
http://www.eduardpunset.es/11280/general/no-tiene-sentido-que-cada-pais-vaya-a-su-bola
Naturalmente se trata de un espacio de opinión donde, si bien el que pregunta, espera la respuesta de un entendido en la materia que solicita, también es cierto que lo que el entendido diga no tiene porqué ir a misa, pues en la contestación que desarrolla no se aportan datos concretos y contrastables, como ocurriría si la pregunta versara sobre algún aspecto científico, médico, demográfico, etcétera. En este caso el interpelado se limita a ofrecer su punto de vista acerca de algo más o menos etéreo y no medible, como lo puedo ofrecer yo, que es lo que voy a hacer a renglón seguido.
Sospecho que para responder a una pregunta tan complicada y de tal calado como la de la semana pasada, harán falta al menos dos cosas:

a) Mucho espacio para detenerse en análisis rigurosos y más o menos fiables.

b) Estar en posesión de varias cervezas, vinitos, chupitos y/o similares en el cuerpo, como para afrontar el debate con algo más que un poco de chispa en el cerebro.

Entiendo que Punset no dispone nada más que de una página escasa, entiendo que cuando escribió el artículo estaría sobrio, de ahí que yo entienda –a duras penas- su respuesta. Digo a duras penas porque me sorprende que una utopía como la planteada, se pueda resolver con una faena de aliño de apenas dos pases con la derecha, ni tan siquiera uno al natural –pá mí que este señor la izquierda la utiliza menos, sí-, sin trasmisión, aséptica, casi naïf, cuando pudo salirse por la tangente con una larga cambiada, diciendo: Caballero, el análisis que usted plantea, al menos de momento, pertenece al apartado de la ciencia–ficción, aunque también es verdad que la historia ya nos ha mostrado que todos los imperialismos han terminado por sucumbir; no obstante, le desarrollaré un tipo de respuesta alternativa destinada a utópicos, candorosos y derivados. Y el sabio Punset hubiese quedado como un reloj, o como un sabio diplomático, mejor dicho; así quedó como un articulista deslavazado, infantil y algo demagogo, pero en cualquier caso nada verosímil.
No seré yo la que haga un estudio pormenorizado de las ventajas o desventajas que tendría un gobierno único, pues además de que sería osada por ignorante, y aparte de incurrir en el mismo error del sabio, aún no he tomado la dosis necesaria de cervezas para asumir el reto. Seguro que el asunto sería ventajoso, no digo que no, ahora bien, lo que ya no me trago ni con una rueda de molino es cuando dice Punset que la idea no es descabellada, y que él vislumbra en su bola mágica que eso puede llegar a suceder en un futuro cuando se unan el dólar y el euro. Ahí es donde yo más discrepo, y ahí justamente es donde más se descubre la “inocencia” del pensador –jalonado de premios y doctorados, por lo que me consta-, al cual imagino bajando de su peana para responder preguntas “raras”, en una especie de consultorio normal, a gente normal, con un lenguaje normal y con unos razonamientos de andar por casa. Tal vez es lo que haría un científico laureado, o un Premio Nóbel en Medicina, si se ganasen la vida así, respondiendo preguntas a los lectores de un semanal o una revista como Mía o Pronto, del tipo: Doctor, tengo una verruga en la espalda ¿qué me aconseja, me la quito, la dejo o mejor que me la quite alguien?

Pero de ahí a que nos tome por tontos… en fin, porque yo le diría que…

a) Éste será un mundo globalizado, no digo que no, pero cada día surgen más pequeños territorios que demandan un reconocimiento histórico y cultural, y una mayor autonomía política, económica y social para sus regiones, países, comarcas, demarcaciones o como se quiera llamar, y están en su derecho de pensar así. Y le pondría ejemplos que tenemos a la vuelta de la esquina
b) No nos ponemos de acuerdo ni para pintar el rellano en una comunidad de vecinos, como para ponernos de acuerdo respecto a un Presidente Mundial
c) Lo de Presidente Mundial, no me jodas, Eduard, que suena a película de James Bond -o en su defecto, de Torrente-
d) La violencia no se acabaría nunca, siempre habría facciones contrarias, ideologías diferentes… a no ser que lo que este señor propugne sea el pensamiento único y universal, o una dictadura a lo bestia… se me abren las carnes de pensar en el poder reunido en la persona de un Presidente del Mundo, da vértigo, ya tenemos algo que se le aproxima bastante, y también vemos sus consecuencias cuando se le cruzan los cables.
e) ¿Qué tendrá que ver Malaui con Canadá, Vanuatu con Suecia o el tocino con la velocidad?
f) Lo de que la representación política hasta llegar al Parlamento Mundial, sería en plan altruista, ONG, o por la face como vulgarmente se dice, mueve a la risa floja, no vea… me descojono yo sola, y repito… sólo he tomado un café con leche y un bollo, eso, claro está, a no ser que cada uno acudiese por su cuenta al Parlamento ése a dirimir sus asuntos, aspecto que no dudo sería contemplado con absoluta transparencia y total equidad, y sería igualmente recibido por las huestes parlamentarias, tanto el tiburón financiero dueño de un ciclópeo edificio de oficinas en la Quinta Avenida de Nueva York, como un maorí despistado que se presentase vestido de traje regional con su correspondiente lanza.

Y no sigo porque me aburre discernir acerca de algo que la historia ya se ha encargado de demostrar a lo largo del tiempo: allá donde exista un colectivo humano siempre habrá luchas de poder, y cuanto más grande sea el pastel a repartir, más; otro… el pez grande siempre se come al pequeño, ya sea por la vía democrática o por la vía represiva, aunque es preferible que, puestos a que te devoren, te consulten primero y puedas votar “no”. Parece que mentira que eso un sabio híper-titulado e híper-laureado aún no lo sepa.

sábado, marzo 19, 2011

AGUÍ DE TUS BESOS


Aguí de tus besos,
melaza en tu boca,
saliva melosa,
palabra callada
que guardas, celosa,
se torna dolabro en tu comisura.

Falce silencioso,
a voces callado,
a gritos a veces,
y, con gestos,
mudo es tu vocablo,
retraída locución
que duerme el sueño eterno
en pustulosa buera,
hiede en tus labios.

Así, sentencias cada noche
cuando no te acercas
al ver que te llamo,
un laudo macabro
de rígido juez,
Peor aún… de un hombre de ciencia
que juzga la esencia
de mis emociones
con fallo divino
que mata sin suerte
lo poco que tengo de humano.

Frenólogo tú, te hundes
en mis anfractuosidades
e idolatras mis afanes,
te sientes frenópata
capaz de estudiarme,
cuando mis dolencias
sólo son el fruto
de perversos azares,
un sino en mano abierta
de ludópata que me sigue el juego,
hasta que provoca todo un desatino,
festival de colores,
y mi mente confusa, afecta de amores,
sufre un descalabro.

viernes, marzo 18, 2011

Con el asunto de Libia


Estaba escuchando yo esta mañana la tertulia matutina de la SER, y no pude resistirme a las ganas de intervenir en ella; evidentemente no lo intenté hacer en directo, pues ni sé si sería factible, ni creo que yo tenga la preparación suficiente y necesaria para medirme con esos sesudos contertulios que proliferan a través de las ondas radiofónicas. Pero, bueno… esto del internet ya es otra cosa, escribimos todo el mundo y, como dice el refrán: aquí firma el Rey, aquí firma el Papa, y en este mundo de mierda sin firmar nadie se escapa. Pues eso.
Una de las tertulianas era una profesora de Derecho Internacional, hablaba muy bien, la verdad, con mucha mesura, sabedora del tema, siempre con la ley de la mano y con el corazón, la razón y la lengua bien salvaguardados de los excesos emocionales y verbales.
Un señor, no diré nombres porque eso da igual, defendía el hecho de que ¡por fin! Naciones Unidas se digne a tomar cartas en el asunto libio. La profesora de leyes le recriminaba suavemente su arrojo y visceralidad, diciendo que si él mismo había confesado en otras ocasiones su condición antibelicista, cómo en este caso se ponía tan bravo en un afán de querer atrapar a Gadafi, quien, por otro lado, tiene la llave que nos suministra el gas…
Yo me sentía totalmente adherida al caballero, y no se me interprete mal, ignoro si el caballero está tan de buen ver como para “adherirse” a él en otro sentido más físico, pero sí… muchas veces viendo los telediarios y los desaguisados a los que conduce una dictadura como la del señor libio, he pensado lo mismo: ¿qué coño hace Naciones Unidas, aparte de cebar a un montón de miembros de distintos orígenes y etnias con un denominador común, vivir a cuerpo de rey, que no pone un poco de orden en todo esto? ¿Eh?
Tampoco me considero belicista y los únicos soldaditos que me gustan algo son esos pequeñitos de plomo, pero entiendo que mi vía preferida para arreglar los asuntos y los debates, por turbios que estos sean, es decir, la de la dialéctica –como ya he confesado más veces-, no funciona cuando lo que se tiene de frente es una bestia parda, un dictador o cualquiera que sólo contempla sus razones e intereses como acertados, y no sólo eso, que está dispuesto a aniquilar a quien haga falta con tal de sostener sus ideas y su poder. En ese caso… qué hacer. También preguntaba el moderador, en esta ocasión a un estratega militar que estaba como invitado, si Naciones Unidas contemplaba la posibilidad de hacer diana en el bunker del dictador y cargar contra sus fuerzas acorazadas. El estratega negaba –de entrada- esa opción… Y yo digo: ¿Y a qué coño va Naciones Unidas si no es a cepillarse al fulano ése…? ¿Dónde hará diana? ¿En un colegio? ¿Un mercado…?
Porque claro, es muy bonito lo de los juicios internacionales y todo eso, pero… mientras llegan y se suceden, incluso después ¿qué clase de privilegios tendrá Gadafi…? Por supuesto, la entendida en leyes se rasgaba las vestiduras y se mesaba los cabellos, la ley, la ley, la ley… hay que atenerse a la ley, no podemos comportarnos como salvajes, nosotros… los salvajes somos nosotros por pensar así, no los dictadores, jajaja…
Bien. Yo siempre he sostenido que los países deben dirimir sus asuntos internos sin injerencias externas de otros países o fuerzas políticas, y lo digo yo, que soy una ignorante y no entiendo, ahora bien, en casos flagrantes de abuso contra una población inocente -y conste que hay, ha habido y habrá desgraciadamente muchos casos como el de Libia-, antes de que se pronuncie una potencia súper-poderosa y omnipresente como Estados Unidos, por ejemplo, y decida tomarse la justicia por su mano, pienso que debería hacerlo la ONU que para eso está, buscando el mayor consenso posible. Supongo que es difícil la toma de decisiones, supongo que eso lleva su tiempo, supongo que hay que ir con cautela, ahora bien… si, como apuntan los legalistas, debemos mirar hacia otro lado ante los abusos, para no incurrir en ilegalidades y para no hacer el bestia, tal vez lo que se debiera hacer entonces sería no enviar corresponsales a los lugares de conflicto, para que cuando estamos en casa arrellanados en nuestro asiento, viendo las noticias, comiendo patatas fritas e hinchándonos a Coca-Cola para eructar, no se nos indigesten a fuerza de ver cómo se oprime a “los rebeldes” de un país que sólo intenta ser libre –qué ocurrencia…-, mientras el resto del mundo contemplamos impasibles cómo son pisoteados.
Digo yo que si miramos hacia otro lado para no ver las soluciones que no nos gustan, también deberíamos hacerlo para no ver los problemas que no nos gustan ¿no?

miércoles, marzo 16, 2011

CON JAPÓN

Y ya puestos a dedicarle espacio y tiempo a esta simpática y entregada intérprete, HIROMI UEHARA, aprovechemos para enviarle un abrazo muy fuerte a su país, a esos sufridores japoneses que están dando al mundo una lección de moderación, temple y saber estar ante las adversidades. Que las aguas, si pueden, vuelvan a su cauce; que la naturaleza, ellos que son auténticos adoradores de ella, les dé una tregua y les deje respirar, a ser posible un aire limpio, sin residuos nucleares.

¡Va por ellos!








martes, marzo 15, 2011

HIROMI UEHARA

http://www.youtube.com/watch?v=Xl3OMD885J8&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=IPUnG52lY3Q

http://www.youtube.com/watch?v=69E1v-FWtSc&feature=related


Efectivamente, en mi entrada de ayer, dedicada a varias versiones de un tema clásico de Gershwin, I got Rhythm, faltaba una excelente versión, la de Hiromi Uehara.
Así me lo señaló el amigo Yorick, http://elrinconoscurodelasideas.blogspot.com/ , cuestión que yo le agradezco enormemente, pues aún no había tenido oportunidad de conocer a esta intérprete y reconozco que me ha fascinado. Hechas las oportunas presentaciones, he decidido "comprármela", he decidido de común acuerdo conmigo misma, recomendarla a todo aquél que se considere amante del jazz, del piano, no sólo de la buena técnica puesta al servicio de... no entiendo gran cosa, pero creo que la señorita Uehara, además de convencer por su buena praxis como pianista, lo hace por la pasión, la fuerza y el derroche de simpatía que le pone a sus interpretaciones.
Así pues, esta nueva entrada va dedicada a esta singular intérprete y, cómo no, a mi amigo Manejalunas por hacer de mediador.
Imagen cortesía de Google

lunes, marzo 14, 2011

COMPARATIVA ¿CUÁL ES LA MEJOR DE TODAS?


http://www.youtube.com/watch?v=vIpNepgmCQA
by Gershwin
Dorothy Dandridge
http://www.youtube.com/watch?v=CQRp9XIa2II
Debbie Gravitte

Para gustos se hicieron los colores, las canciones y las versiones, en este caso el I got Rhythm de Gershwin, versionado hasta la saciedad, da para muchos momentos de gloria, no sabría con cuál quedarme de todas, la que menos me gusta sí lo sé, la versión de Debbie Gravitte, sobreactuada, poco natural, algo estridente... en cuanto a las mejores... humm... la versión del propio maestro Gershwin, en una grabación muy antigua, un documento histórico que con todo y con eso no suena mal; el desparpajo de Kelly; la sensualidad de la Señora Vaughan; la corrección en ambos casos de Garland y Fitzgerald, perfectas las dos; el aire salsero de Dandridge, una belleza de mujer; el piano a solas de Marco Fumo, qué bien suena... Charlie Parker arrimando el ascua a su sardina jazzística, y Pizzarelli, curioso... curioso... vean como imita la guitarra con su voz.
Buenos días, ustedes lo pasen bien.

domingo, marzo 13, 2011

10º (y último) poema de "los quinientos versos que hay en mí"


El proceso creativo ya concluye,
y el poema, igual que agua de un río,
a través de mi página,
mojada por un llanto viejo, fluye.
La inspiración toca a su fin
y la generosa musa
guarda celos y cuidados
dentro de su maletín.
El poeta que hay en mí,
se queda a solas de nuevo
enfrentado a la tristeza y la nostalgia
de sus dolientes momentos.
Siento… percibo cómo me vuelvo
vacía por dentro, y necesito escribir,
es mi único consuelo.
Te llamo a voz en grito
en el cálido desierto de mis noches
y no entiendo la callada por respuesta,
la arena de una duna
levantada con tus sueños, me ciega,
Lazarillo soy y busco
bajo las sábanas tu ausencia,
sin rozar tu cuerpo siquiera
con las yemas de mis dedos,
sospecho que te he inventado,
creo que te he diseñado
en un tapiz prestado por un gusano de seda.
Así, palpo dentro de mi alma
apretando fuerte,
en solitaria calma,
hasta parir varios versos
y construir un poema
que contenga ni uno más
ni uno menos de quinientos,
los quinientos versos que hay en mí.

lunes, marzo 07, 2011

PRÓXIMAS EXPOSICIONES FOTOGRÁFICAS


DESDE EL MARTES, DÍA 8 DE MARZO, HASTA EL DÍA 29 DEL MISMO MES, QUEDA FORMALMENTE INAUGURADA LA EXPOSICIÓN DE FOTOPOEMAS DE ANA-ERRE, CON CARÁCTER INDIVIDUAL, "POETOGRAFÍAS", EN LA SALA DE EXPOSICIONES DE CAJA CÍRCULO, CALLE RASTRO -JUNTO A LA CASA MUSEO DE CERVANTES-, VALLADOLID.





DESDE LAS 19 h. DEL DÍA 9 DE MARZO, HASTA EL DÍA 15 DEL MISMO MES, PODRÁ VISITARSE LA EXPOSICIÓN COLECTIVA DE MUJERES EN LA QUE INTERVENDREMOS HASTA 100 ARTISTAS DE DISTINTAS DISCIPLINAS PLÁSTICAS, CON MOTIVO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER.
LA EXPOSICIÓN, 100 MUJERES POR LA IGUALDAD, PROMOVIDA POR EL AYUNTAMIENTO DE VALLADOLID, ESTARÁ UBICADA EN EL NUEVO CENTRO CÍVICO JOSÉ LUÍS MOSQUERA, CALLE PÍO DEL RÍO HORTEGA, 13 -HUERTA DEL REY-, VALLADOLID. YO, COMO ANA-ERRE, PARTICIPARÉ CON LA IMAGEN TITULADA "VIENTO"

sábado, marzo 05, 2011

CONFLICTO CAPILAR

Lo mío con las peluquerías viene de lejos, es una especie de relación amor-odio en la que, al menos y por suerte, no impera ningún tipo de dependencia, ni obliga el deber, adhesión, afición… salvo esa pequeña necesidad que surge de vez en cuando de ir a cortarse las guedejas, en mi caso bastante exiguas, más exiguas en cuanto a la longitud que a la cantidad.
Coincide que hoy he acudido de nuevo a una de dichas instalaciones para raparme la cabellera a “mi manera”. Suelo hacerlo una vez por mes, mi rapado capilar, por tanto, es una suerte de menstruación castrante. Mi condición de persona infiel -según para qué cosas-, me ha llevado muchas veces a convertir este hábito del rapado en un hábito itinerante, o sea, cada vez a un sitio; si bien últimamente me he vuelto más conservadora –según para qué cosas- y repito peluquería por razones que más adelante expondré. La que prefiero es una de ésas no consideradas de barrio, y no porque yo sea muy fina o exigente con el trato o la técnica a emplear, sencillamente es que en las peluquerías catalogadas como “elitistas” disponen de todo un ejército de peluqueras/os que te asaltan en cuanto apareces por la puerta, reduciendo sensiblemente el tiempo de espera y estancia en ellas –que es de lo que se trata-
Acostumbro a llevar el cabello extremadamente corto, me gusta y me veo favorecida, puede que esté en un error creyendo eso, en todo caso, es mi problema. Yo lo denomino look campo de exterminio. Bien, pues me las veo y me las deseo para que las peluqueras entiendan, y sobre todo, acepten mis pretensiones, sin entrar en valoraciones o ponerlas en tela de juicio.
De momento hoy, cuando la señorita de turno se ha dispuesto a lavarme la cabellera, ha debido de entender que mi corte no era un corte de mangas radical, sino más bien un recorte o simple arreglo de “puntas”, pues se ha entregado a la tarea de lubricar mi cuero cabelludo repetidas veces, con ungüentos, lociones y afeites, masaje va, masaje viene, como si mis guedejas fuesen las de Lady Godiva o algo así. Me ha tenido como un cuarto de hora o más con el cuello en híper-extensión sobre el lavacabezas, aplicando toda suerte de mejunjes, yo me preguntaba, mientras pensaba en mis cervicales, a las cuales adivinaba ya con un sospechoso tinte necrótico, para qué coño me aplicaba tanta leche si me iba a rapar acto seguido, qué sentido tiene que a uno le cuiden la pelambrera con proteínas de seda si la van a arrojar al cubo de la basura en cuestión de minutos, pero bueno… soy paciente y educada, soy discreta, aunque a veces ofrezca otro perfil más bravo, y por tanto callé. No dije nada.
Concluida la tarea de jabonado -y lubricado- en el tren de lavado, pasé a esa especie de sillón quirúrgico donde a uno le extirpan las greñas excedentarias. La joven me preguntó “cómo”, yo le dije “todo”, ella dijo “¿cómo?”, yo le dije “¡todo!”… y ya empezamos con la burra a brincos, que si no será mucho, que si me veré “rara”… señorita, pensaba yo, sepa usted que yo jamás me veo rara, en todo caso veo rarezas y singularidades a mi alrededor que no se las salta un gitano, y como soy paciente, educada y discreta, no digo esta boca es mía.
Otra peluquera que se empleaba a fondo con una señora en el asiento de al lado, y que ya me ha cortado en otras ocasiones, intervino antes de que yo diese en argumentar:

-Hazle caso, siempre lo lleva así, y es de las que cuando dice lo quiero corto, es que lo quiere corto ¿entiendes?- Y le hizo un gesto la mar de elocuente, que yo interpreté como “aquí donde la ves, tan inofensiva, esta tipa tiene la cabeza más dura que un apóstol, no la convencerás de otro corte por más que lo intentes…”

Total, que la profesional de la tijera procedió y lo hizo bien, la verdad, he de reconocer que nunca he salido a disgusto de dicha peluquería.

Tras el corte, viene la segunda parte… no es otra que cuando intentan peinarme, siempre quieren peinarme, qué demonios quieren peinarme es lo que yo digo ¡¡¡si no tengo pelo, ellas mismas se lo han llevado de calle, como no me peinen el c…!!! Al final les convenzo de lo evidente, no hay pelo que peinar, y se conforman con lanzarme un chorro de aire caliente para hacer como que me secan –en realidad el pelo lleva seco ya diez minutos-.
Por último, y con esto sí que no puedo, es cuando se empeñan en aplicarme no sé qué producto, una especie de bálsamo de Fierabrás, que le procura un sinfín de propiedades a mi –casi- desaparecido cabello. Yo me niego en rotundo, claro está, y empieza el forcejeo:

-Sí, mujer, sólo un poquito de cera-
-Que no, que no quiero pomadas…-
-Venga… pues una loción vigorizante que le pone el pelo…-
-…como un adoquín- corto yo, un poco crispada, la verdad.
-Nooo… este producto no, es muy suave, no mancha, no…-
-Que no, no insista, no quiero adhesivos ni fijadores-

Impertérrita, me cuadro en el asiento con gesto ceñudo, pensando en qué pensaría un coco liso como Yul Brunner si le quisiesen calzar una de esas pomadas vigorizantes. Al final, me salgo con la mía, o no… a veces la profesional camufla una pequeña dosis de ungüento, del tamaño de una avellana, y cuando más descuidada estoy ¡zas! me la deposita sobre la cocorota como si fuese la cagada de una paloma, confieso que a la que le dan ganas de cagarse es a mí, pero en sus muertos. Ocurre que como soy paciente, educada y discreta, no digo nada y me muerdo la lengua aunque me envenene yo.
Finalizada la intervención, me levanto del asiento para pagar los honorarios correspondientes, y es entonces cuando se produce siempre el extraño fenómeno… la propia peluquera que me ha atendido y otros de sus compañeros/as, me examinan con complacencia, comentando en voz alta lo acertado del corte, loando lo bien que me queda, y señalando que para un corte tan arriesgado –en femenino- es preciso tener una forma de cráneo perfecta y una nuca también de buen ver, o sea… -y según dicen, muy satisfechos- como la mía, de tal modo que se felicitan y terminan por estar convencidos de que han sido ellos los promotores de mi nuevo look, y no yo.
Dame paciencia, Señor, y educación y discreción… para seguir sobrellevando esta cruz que tengo con las peluquerías.

jueves, marzo 03, 2011

9º poema de "Los quinientos versos que hay en mí"


Para ser un buen poeta
hay que vivir prendido
de la cola de un cometa,
fugaz estrella de la ilusión.
Es mi universo de letras,
en el que vivo sumida,
un micromundo de menta
que a veces me da la vida
y otras, por contra,
me pone en venta
para el mejor postor.
Hay un punto de locura
dentro de mi razón
que me mueve a navegar
en una nave nodriza,
surcando el mar sideral
de las esperanzas muertas,
donde la nave mayor,
de la que eres capitán
y a pesar tuyo lideras,
cuando pierde combustible
mira en mi dirección
para repostar cariño
y para mitigar la angustia
de haber extraviado el norte,
la brújula, la carta de navegación,
la dignidad y las formas
y la identidad que esconde
una tarjeta rota
con tu efigie por un lado,
y al dorso una nota
escrita de tu mano
donde no dice te quiero,
sólo pone pasaporte.
Los días van caducando,
mis recursos ya se agotan,
cuatrocientos no son nada,
los versos que llevo escritos
han salido de la manga,
se han fugado
a través de un descosido
donde faltan,
además de tela e hilo,
la aguja, el dedal,
la modista y la puntada.
Así, poco a poco
voy cosiendo poesía,
y a la vez que remiendo mis harapos
voy repasando tus trapos,
esas frases que salmodias en silencio
y esparces cada noche
como gotas de rocío en mi ventana.
Son retales de canción,
jirones de algodón
rasgados en otro idioma
que no entiendo,
y, como si fuese un puzzle,
en las baldosas extiendo
del suelo de mi habitación
para formar el poema que me envías
bajo un código secreto,
oculto en un calendario
con saludo y epitafio
como un réquiem al amor.
La modista que hay en mí,
con pulcritud exquisita
hilvana frases,
festonea las palabras,
y rompe ojales para
abrochar los males
derivados de tu ausencia
en previsión de no volver a sentirte,
pues de no verte
una se ha vuelto maestra
de un complicado arte,
como experta en el oficio
del corte y la confección.

miércoles, marzo 02, 2011

SENSACIÓN


Tengo una sensación de vacío, como si fuese un orificio que horada mi estómago. A través de él, miro y veo la calle, veo la gente pasar, la alegría, la luz, el sol, los árboles, los faros de los coches, los ancianos que deslizan su gran pasado y su incierto futuro sobre el pavimento, los deportistas que trotan, sudorosos, obviando a las parejas que se besan, se aman y luego se dejan. También veo mi soledad alargada, lo mismo que una alfombra. Muchas personas pisan por encima de ella, pasan y se tropiezan con sus arrugas, son viandantes bulliciosos además de solitarios, que caminan arrastrando sus propias alfombras de quietud y de tristeza.
Al final de la calle de la Vida confluyen todas nuestras alfombras, las de los alegres y las de los tristes, e intentamos disimular no queriendo en ningún caso presumir de que la nuestra es la más larga. Mentimos, nos inventamos amigos que van de paso, conocidos con los que confraternizar de un modo sospechoso y con un cierto tufillo a rancia camaradería cuartelera, pero siempre necesaria y bien recibida para elevar nuestra autoestima a cotas razonables, lo suficientemente razonables y austeras como para no caer en tremenda depresión. Así, creamos mundos de colores lejos de nuestro punto de mira, viajamos y lo hacemos de forma compulsiva, devorando asfalto, surcando nubes, haciendo largas esperas, colas interminables en aeropuertos y en carreteras para oír rugir mares y para ver amanecer cielos cada vez menos azules; para escalar montañas cada vez menos grises, cada vez más contaminadas; para ver un arte corrompido por hordas de turistas cargados con cámaras digitales, y con libros de viajes que ya nos van dando cuenta de todo lo que vemos antes de llegar.
Mi alfombra de soledad termina donde empieza la tuya de melancolía, y la tuya de tristeza, o la suya de nostalgia o la de aquel otro, de frustración.
De ese modo tapizamos el suelo que pisamos, un suelo del que todos, más pronto o más tarde, queremos huir, volar, escapar…
El vacío que yo siento es lo único sólo mío, porque la alegría siempre es compartida y contagiosa, éste –vacío- es lo cierto que hay en mí y que me acompaña cada mañana y cada tarde, es lo real de cada noche imaginada.

martes, marzo 01, 2011

8º poema de "Los quinientos versos que hay en mí"



Sigo dibujando versos

como quien esboza un bosque
de colores, trazo a trazo,
hasta llegar a trescientos.
Puede ser un dislate
y sonar a despropósito
si no mantienen el ritmo
y el singular cromatismo
que requiere la ocasión.
Empeñada en ser mujer poeta
me sumerjo en el silencio
que me ofreces desde el lecho
de una taza de café,
cuando te miro y te veo,
y cuando, por más que mires el fondo,
tu apenas nunca me ves.
Recorro lugares de culto,
emplazamientos sagrados
donde se fraguó la nada
de un amor condenado a despedida
desde el día que nació.
Y no veo las mismas caras
aunque rebusque en la tarde,
aunque hurgue en el archivo
donde guardo
aquellos días de estío
de camiseta de rayas
y hombros al descubierto,
de casi cuarenta a la sombra
y no digamos al sol.
Tertulias amables
envueltas en sones de nanas,
frases cortas, monosílabas,
apoyadas por
elocuentes miradas entornadas,
a la hora de la siesta,
una siesta prohibida, imaginada
entre delirios febriles, poblados
por negros ojos aplomados,
inocentes, persistentes,
descarados, incendiarios…
Un roce suave,
codo contra codo,
hace saltar las alarmas y activar
los sistemas de emergencia.
El corazón se desboca al palpitar,
y amenaza con salir de entre la boca
diciendo todo aquello que piensa.
Con las formas y los modos
llega la contención, el castigo
y la abstinencia,
de alguna manera
llega la resignación,
la pasiva resistencia,
y prevalece el designio
que nos marca desde fuera:
todo es por mantener
la buena reputación.
Un fugaz beso en la mejilla
por no besar en los labios,
pone broche a la aventura
y rubrica el ardiente deseo
que se agosta bajo rayas veraniegas
a modo de colofón.
De este modo, elucubrando
con recuerdos malditos
por prohibidos,
me pierdo laxamente por
la calle La Amargura,
y voy vagando, dando tumbos,
desde una mesa de forja
y una silla de madera,
envueltas en la nebulosa
que flota dentro de un bar,
dejando atrás ilusiones
encerradas bajo llave en un portal
con un número cualquiera
pongamos que fuese el once,
hasta llegar a las fauces
que me aguardan afiladas
devorando cada día,
minando con fruición
esta solitaria vida
que comparto con más gente
bajo un techo diferente,
bajo el techo de mi lar.
Así va saliendo sola,
hablo de la poesía,
no hay más que tirar
del hilo de la madeja
y deshacer el ovillo
de la memoria que,
cual tupida guedeja,
alimenta de emociones
y regusto mis poemas,
y me llena de nostalgia
a medida que se aleja.