martes, abril 24, 2012

AQUEL CAFÉ, HOY MAUSOLEO


Aquel café, hoy mausoleo,

sepultura del amor

y caricia de otros tiempos

envuelta en negras lágrimas

de gitanos, pianistas y cigalas.

Aquel café, ahora mientras le veo,

reedita en mi el dolor

fruto del contratiempo,

de consejos de sabios y de máximas

que matan ilusiones como balas.

Aquel café, cuerpo del delito

y atropello de emociones y mudanzas,

fue instante de mi vida, el más bonito,

fugaz visión de vuelos y de andanzas,

y origen y final de algún escrito

que ha loado un canto a la esperanza

con el corazón mirando al infinito

y el deber pesando en la balanza.

Dice quien me lee que me repito,

que hago una constante de un conflicto,

darán en elucubrar suposiciones

y apostarán por oscuras intenciones,

lo cierto es que tengo mis razones

y lo que piensen de mi me importa un pito.

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