Texturas,
sabores, olores, sonidos, visiones…
Palpo,
saboreo, huelo, oigo, veo…
Teclados
suaves, golpeteos incesantes
que acarician
con dedos de seda
forrados con
guantes.
Saliva sabrosa
a sidra y tabaco
de besos
ahumados,
de medias
verdades,
de promesas
inciertas
y amores
vedados.
Aromas a ríos
verdosos,
a quesos
azules, a sendas de osos
y a prados
recién cortados.
Guitarras
heridas
que lloran
rasgadas
por hábiles
manos,
voces de luto,
bálsamo de
ébano,
sonido de
blues que patina
a través de
una hienda
hediendo a
canuto.
A un lado
montañas boscosas,
sinfonía de
eucaliptos,
arriba cielos
grises,
al otro, playas, olas espumosas.
Las ruedas
sobre el asfalto,
y en medio del
camino,
ya lejos de la
canga,
¡un argayu!
En mi boca una
sonrisa,
ni sombra de
un exabrupto,
me paro en
seco:
no quiero ni
puedo irme.
De Asturias.
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