MI
LETARGO
Va llegando poco a poco
la hora de mi letargo,
lo hace lentamente y en silencio,
sabe a savia de dientes,
clorofila en pasta seca,
huele a ropa aseada,
huele a colada discreta
de prendas recién lavadas
tendidas contra las cuerdas,
huele a tu sombra planchada
sobre mi, sobre mi cama,
guarnecida con dosel
y alumbrada con linterna.
La hora de mi letargo
suena a tictac persistente,
machaconamente triste,
rutinario, somnoliento…
y se despierta de súbito
tras escuchar el grito
lacerado y estridente
de mi soledad azul
fabricada con paciencia
de manera artesanal,
casi, casi por encargo,
sin prisas, sin violencia.
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