martes, julio 24, 2012

PASIÓN


Desnúdame, tarde lluviosa,

y ponme junto a su fuego a secar,

atiza las brasas de su hoguera

y conviérteme en la reina de su lar.

 Deja que crepite su leña en mis entrañas

y alimente con su fuelle mi calor,

exhalando su aliento cálido,

expeliendo perlas de sudor,

 escupiendo cristales de saliva,

espejos de llanto y un collage de fluidos

derramados, consumados,

adheridos a mi piel mojada,

esta piel devotamente adobada

y perfumada a expensas

de un fuerte aroma almizcleño,

segregado, gota a gota, por su dueño

cuando sigue, paso a paso, el ritual

erótico, físico, químico,

ese momento álgido y no frío

del deseo metafísico,

 virtual aunque febril

como la frente de un tísico,

que abrasa los cuerpos,

que abraza los brazos y besa los ojos,

 que muerde los labios,

que quema rastrojos

y matas de abrojo,

condenando a despojos

tu espalda y mis cien arañazos,

mi vientre, tus manos

mis pechos, tu lengua,

mis muslos, tus brazos,

mi grupa, esa drupa…

mi jinete, tu yegua

y este instinto animal

que es el que tiene la culpa.


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