La pintura es al arte la locura
que tiñe con pincel los
pensamientos
y emborrona disfrazando de
color
la acromía que demacra el
sentimiento.
Así, pinta de gris los
aguaceros,
de verde el campo yermo,
de malva la vejez y rosa la
niñez,
de siena la tierra en que
nací,
y hasta viste de oscuro la
soledad del cementerio.
La trementina diluye la
memoria
y mezcla con la savia del
pintor
que imagina en tonos iris su
paleta,
aunque sea la más triste y
anodina del planeta.
Es la magia del genio quien
desliza
la espátula en el lienzo,
y es ella, sólo ella,
la que movida por la mano de
una musa
torpemente cae y hábil se
levanta,
de esa pista de aceite de
linaza
montada en bastidor que…
cada vez que la observamos
no sabemos bien porqué,
pero algo íntimo remueve,
y nuestro ánimo,
sensible a la belleza, se
conmueve.
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