lunes, diciembre 31, 2012

CITAS CÉLEBRES


 

 
Esta misma mañana, si ir más lejos -para qué ir más lejos teniéndolo al lado ¿verdad?-, eché un vistazo a mi libro de citas favorito, pero, tras hojearlo un poco por encima, lo cerré de  golpe y pensé:

-¿Quién me manda a mí acudir a las citas de los demás, cuando soy capaz de tener las mías propias?

Dicho y hecho, acto seguido  me miré en el espejo, descubriendo con orgullo tras él, que curiosamente hoy tenía uno de esos mágicos y gloriosos días en los que una se siente gloriosa como una maga.

Y es que cuando estoy así –de gloriosa-… no lo puedo remediar:

recito –versos-

suscito –envidias-

incito –a pecar-

recapacito –aunque no pienso-

te fagocito –a ti-

me felicito –a mí, me, conmigo-

concito –a las masas-

ejercito –mi mente-

licito –mi alma al mejor postor-

resucito –mi cuerpo dormido-

me autoproclamo Emperatriz –sin plebiscito-

y de puro placer que siento, hasta me excito.

 

Así pues, sin más dilación, decidí citarme a mi misma unas horas más tarde, lo malo es que tras aguardar un buen rato en la esquina, bajo un tremendo aguacero, no acudí. Sufrí el plantón más doloroso y absurdo de mi vida. O de la suya… ya ni sé…

No hay comentarios: