miércoles, enero 30, 2013

DÍSCOLA SOMBRA


 Un tipo caminaba muy deprisa por la acera. Su sombra le precedía bajo un sol de justicia. Cansada de hacerlo, y harta de soportar el calor de tanta andadura, decidió prescindir de él, cruzándose a la acera de enfrente, mucho... más fresca y sombreada.
El hombre, al darse cuenta de la traición, salió furioso en su persecución, “eres mía, eres mía, no me dejes, prometiste estar conmigo hasta la muerte…”
Al atravesar la calle, ciego como iba por la rabia, fue arrollado por un coche. Los viandantes que deambulaban de un lado para otro, y los conductores que circulaban por la calzada, se detuvieron para asistirle. Mientras era atendido por efectivos del 112, el herido no hacía más que preguntar por ella, por su sombra, y por más que los sanitarios le rogaban que mantuviese la calma, que sus heridas eran de consideración, él hacía caso omiso, interesándose únicamente por la dichosa sombra.
Tras el sepelio nadie volvió a saber de ella, lo último que se recuerda es que acudió al entierro rigurosamente enlutada, y cuando cayó la losa sobre la sepultura, y el sol se ocultó en el ocaso, desapareció misteriosamente y en extrañas circunstancias.
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