viernes, enero 18, 2013

POR ESO ME SIENTO

 
 
 
Estoy cansada.
Estoy cansada de gritar en el desierto hasta quedar afónica.
De asomarme a través de una ventana
y  contemplar extasiada  una calle por la que no pasa nadie.
De levantarme y acostarme con miedo,
con ese oscuro temor a que el día menos pensado
se rompa el hilo de seda que me ata a la muerte
 y empiece a vivir de nuevo sin acordarme del pasado,
con lo que eso supone.
De enfadarme los martes y contentarme los miércoles
 por las mismas cosas,
 de empaparme con ellas y engañarme diciendo:
 “este agua moja pero no cala.”
De tener que soportar  cómo el verdugo
que me  envenena día a día
no hace más que echarme en cara mi fuerte hedor a muerta.
De escuchar risas y cuchicheos a mis espaldas que,
 convenientemente traducidos, vienen a decir:
  “ Mírate en el agua del río,
 verás que no eres más que una pobre loca”
De rugir como un león, dándome golpes de pecho,
 para no admitir mi cobardía y asumir que,
 cada día que pasa, mi peso específico se devalúa
  igual que la moneda de un país en guerra.
De mirar hacia arriba, detrás de las nubes,
 y ver que sólo hay cielo.
Estoy cansada, por eso me siento.
Estoy cansada. Quiero irme.
Pero no puedo.

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