martes, junio 30, 2020

SIN RECURSOS

SIN RECURSOS
 Puede que hayan tenido algo que ver los dos estupendos capítulos que me metí anoche entre pecho y espalda de la serie The Walking Dead, que va de zombis, el caso es que hoy he amanecido siendo zombi, pero zombi total. Lo primero que hace un zombi como mandan los cánones es desayunarse con algún vivo. Bien, pues para empezar, cuando me he dado cuenta de mi nueva condición, mi querido esposo ya se había ido a trabajar, lo de siempre... los hombres no están cuando más se les necesita.
Algo malo han barruntado los dos perros de la casa, que se han refugiado bajo las camas y no han querido salir de allí ni con tentadoras golosinas ni a pedradas. Vaya... empiezan a rugirme las tripas de mala manera. La gata, en cuanto me ha visto con esos ojos enormes que tienen los gatos, de un salto limpio se ha encaramado en lo alto de un mueble y no ha habido forma de que bajara de ahí. Mi última opción estaba aún en la cama, el viejo. Al verle envuelto en su pijama, inmaculadamente blanco, casi con aspecto de sudario, he pensado “coño, si éste es zombi como yo”, y he pasado de hincarle el diente. En cualquier tratado básico sobre zombis se recoge que a los colegas no se les come.
Sin recursos para mitigar mi hambruna, me dirijo al frigorífico, a vida o muerte, a ver qué pasa. Pasa que me hago con un buen taco de lomo curado y una pieza de jamón de bodega que huelen que alimentan. Busco y encuentro un rebojo de pan del día anterior, amén de una botella de clarete de Cigales, bien rico, de la que me sirvo para empezar a abrir boca un buen campano, y oye... que me he puesto las botas, luego me he preparado un cafelito y me he echado un cigarrito que me han sabido a gloria. Ahora estoy aquí en mi casa, muy aburrido, pasando como un tonto las horas sin sentido... eso es lo que cantaría Tequila, pues no... yo estoy aguardando a mi marido a que vuelva de trabajar porque aún me ha faltado el postre.

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