lunes, abril 27, 2020

EL ORIGEN DEL PLANETA A EXAMEN


El origen del Planeta a examen



Los alumnos de una Facultad de Ciencias se enfrentan a un Tribunal para ser sometidos a examen tipo oral. La pregunta de examen versa sobre el origen del Universo y de la Tierra. Cada uno de los alumnos debe exponer ante el Tribunal una teoría de libre elección al respecto, la que prefieran o les resulte más convincente. Así, van subiendo de uno en uno a medida que son llamados a la prueba.

Le llega el turno al alumno denominado con las siglas D.H.L. Sube al estrado y se dirige a público asistente y Tribunal examinador.


       “Sras., Sres. del Tribunal, colegas y público en general:
Desde mi modesta opinión estoy en total desacuerdo con las distintas Teorías mostradas por mis colegas, y opino que ninguna de ellas determina el auténtico origen de la Tierra, ni la Teoría Nebular de Kant, ni la de Laplace,  ni las Leyes de Kepler, ni la T. de la acreción, ni la de Miller, ni la de las microesferas de proteinoides de Fox, ni la del Mundo del ARN, ni explosiones de supernovas, ni acumulaciones de polvos cósmicos, ni leches… El origen real de nuestro planeta está en… (Silencio sepulcral por parte de los asistentes)… el Allium Cepa, vulgarmente conocido como ¡cebolla!!”


Muestra un hermoso ejemplar de cebolla mondonguera mientras se escucha un murmullo en la Sala (cebolla, cebolla…), se escuchan risas (jajajajaja, jajajaja…), se escuchan chascarrillos y bromas (hombre, la cebolla con aceitunitas negras, huevo duro, aceite de oliva y pimentón, está de muerte… cebolla, para que te crezca la pilila, gilipollas…)


El Presidente del Tribunal ruega silencio y conmina al aspirante a explicarse mejor si no quiere ser expulsado.

D.H.L., ruborizado hasta la raíz del cabello, defiende su Teoría de la Cebolla.


      “Sras., Sres., la cebolla es como la Tierra en pequeño, consta de un núcleo rodeado por toda una serie de capas. La prueba evidente de que llevo razón es que, cuando hacemos sufrir a la tierra, se desquita de la afrenta mostrándose arisca con nosotros a través de cambios climáticos, pandemias, calentamientos globales, etc…; la cebolla, cuando la partimos y troceamos, también se venga de nosotros haciéndonos llorar.”


El Pte. del Tribunal, haciendo alarde de paciencia y contención, le invita a abandonar el estrado de manera prematura, dado que no hay ninguna prueba concluyente de la certeza de dicha teoría.

D.H.L. baja del estrado y abandona el paraninfo escuchando las carcajadas –ahora sí- de tribunal, colegas y público en general. 


Sale de la Universidad apesadumbrado y dolido, en realidad él está convencido de dicha certeza, no entiende las burlas… y no las piensa tolerar.

Al pasar ante una frutería que muestra el género a la puerta, toma dos patatas bien hermosas, vuelve sobre sus pasos a la Universidad, entra en el paraninfo, y, echándole un par de huevos al asunto, lanza las patatas contra el Tribunal, seguidas de la cebolla, que previamente, antes de arrojarla, besa con devoción, decidido a tragarse su teoría y a comerse el mundo.
Objetivo logrado: Se come el Mundo.

De esa manera tan simple nace la tortilla de patatas con cebolla, el mejor invento del planeta.


 

domingo, abril 26, 2020

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS


“El amor en los tiempos del Coronavirus”



ÉL (Desesperado, a punto de llorar. Habla)

ELLA (Fatigada, tosiendo, emite extraños sonidos)


      “No puedes hacerme esto ahora, no puedes abandonarme y dejarme tirado, precisamente en estos momentos tan difíciles. Te necesito más que nunca.  Es verdad que cuando te conocí… no sé cómo explicarlo… lo mío fue un flechazo de los gordos; flipé, créeme, flipé cuando vi lo atractiva que eres tanto por fuera como por dentro, cuando percibí tu enorme contenido y lo mucho que podías significar en mi vida; me sentí encaprichado por ti al momento, y no lo dudé cuando te propuse que vinieras a vivir conmigo a casa. Yo también te gusté, aunque nunca me lo hayas dicho, o yo… no te haya sabido entender, pero aceptaste enseguida mi invitación, eso sería por algo, digo yo, y  me sentí el hombre más feliz y más completo del mundo.

También es verdad que me he portado contigo como un auténtico canalla, he sido un cabronazo y te he puesto los cuernos mil veces con cualquiera, aunque valiera menos que tú, ya ves que lo reconozco, lo siento y te pido perdón. Lo tenía todo contigo aquí mismo, en casa, y me iba a buscarlo fuera… Tú eres mi sustento, eres capaz de reponer mis fuerzas con toda tu energía, y yo, como un pichabrava, trataba de encontrarlo en la calle, en el trabajo, en cualquier tugurio, hasta en el súper. Soy una calamidad, lo sé.”



ELLA (tose aparatosamente con una tos profunda, cavernosa, metálica, que la hace vibrar y convulsionar)

ÉL (Sollozando, con las lágrimas cubriendo su rostro, habla entrecortadamente)



    “Mi amor, dime qué puedo hacer por ti, haré lo que me pidas, estaré a tu lado el resto de los días de mi vida, verás qué feliz te voy a hacer, no te faltará de nada, te atenderé aunque se apague el sonido de tu voz, aunque camines más despacio, con tal de que estés viva. Pero te juro que no habrá otra en mi vida y todo volverá a ser como al principio.”


ÉL (La acaricia con ternura)

ELLA (Respira trabajosamente, de modo  cada vez más apagado)


     “Sé que estás muy malita, y precisamente ahora no es el mejor momento de enfermar con la que está cayendo. No quiero que lo tomes como reproche, cariño, pero, llevando tanto tiempo juntos… ¿No podías haber escogido para enfermarte otra ocasión más oportuna que ahora, con una pandemia que tiene colapsado el mundo mundial?”


ELLA (Con los últimos estertores, exhala un suspiro y entrega su alma)

ÉL (Llora a mares, de manera literal, recoge el charco de  lágrimas con la fregona. Grita)


      “Nooo… no te vayas vida mía, ten misericordia y no me dejes ¿Qué va a ser de mí, confinado en casa hasta vete a saber cuándo, y sin saber cocinar? Tú y yo, Thermomix, teníamos un largo y prometedor futuro juntos. Y ahora ¿qué…? Sin ti, moriré también. De inanición. ¡Puta!”




sábado, abril 25, 2020

AVENIDA DESENCANTO


AVENIDA DESENCANTO

Fermín siempre fue un tipo muy curioso, y no me refiero a curioso como “raro”, era curioso de los que lo indagan todo. No había puerta, armario, caja o bolsa con contenido dentro, que se resistiera a su pertinaz interés por averiguar qué era lo que se escondía allí. Su condición de fisgón y cotilla le granjeó más de un problema en la vida, pero no todo iban a ser inconvenientes, caramba, dicho afán por experimentar y saber le llevó a ser un gran estudioso, un espectador de la cultura en el más amplio sentido de la palabra. 

Fermín a una edad muy temprana ya había leído a los más grandes escritores, había estudiado simultáneamente varias carreras, tanto de la rama humanística como científica y técnica. Era un talento, un alienígena… y su genio daba para eso y para más. Desde luego, la convivencia con él era harto complicada, y no lo era tanto por su ardorosa entrega a los estudios, que le obligaba a llevar una vida monacal, como por ser un tipo superlativo en todo, pedante, redicho y vanidoso, que se vanagloriaba sin pudor ni falsa modestia de sus vastos conocimientos, no dando ocasión a interlocutor alguno a colar una sola frase en cualquier conversación, por banal e insustancial que ésta fuese.

Superándose a si mismo, llegó el día en que sólo le faltó saber una cosa: qué iba a ocurrir con él cuando muriese. Su curiosidad sin límites le llevó a averiguarlo. Lo cierto es que tenía una salud espléndida, estaba fuerte como un roble y, por edad, aún no le había llegado su hora. Aun así… quiso probar. Claro, una cosa es querer vivir, que a veces, con empeño y ante la adversidad, uno lo consigue simplemente quedándose quieto, y otra cosa es querer morir, que de algún modo hay que provocarlo, y puede que la cosa lleve tiempo. Más aun cuando el suicidio no entraba en sus planes.

Se lo propuso a su mejor amigo, Honorato, que le suicidase él. Honorato le dijo que tararí, que eso era un homicidio a las claras, y si además lo hacía de manera alevosa y premeditada, pasaba de castaño oscuro a asesinato con todas las de la ley. Se negó.

A su madre no se lo podía insinuar siquiera, le hubiese arreado un sopapo y le hubiese dicho, “caca, nene, suicidio, caca”.

Total, se tumbó un día en la cama, se arropó, y aguardó bien quieto a que llegase la Muerte. Antes de hacerlo, comprobó que todo estaba en orden.

Cerró la puerta con llave, regó las plantas, poniendo agua para varios días, y dejó una nota de despedida que rezaba así: “Esto no es lo que parece, ni me suicido ni me suicidan, me mata la curiosidad. Simplemente.”

Está de más señalar que vivía solo, rodeado de libros, de plantas y de mierda, porque, lo que es limpiar, limpiaba poco. 

Una vez en cama, Fermín cerró los ojos, cruzó ambas manos sobre el regazo y dejó de respirar. Se mantuvo así un buen rato, en apnea, el tiempo suficiente para que el oxígeno dejase de regar los órganos vitales de su cuerpo. Murió tal que un día como hoy, hace cinco años.

El cuerpo de Fermín fue hallado sin vida en su domicilio cuando, tras varios días sin dar señal alguna, su madre y Honorato empezaron a preocuparse y accedieron a la vivienda, encontrándose así con el triste suceso. 

Lógicamente no volvieron a tener noticias de él, suele ser lo habitual en estos casos. Pero pasados varios meses, tras su fallecimiento, Honorato recibió un email de remitente desconocido, cuyo asunto era: “Decepción total”. Lo abrió con cierto recelo, Honorato no era nada curioso, todo hay que decirlo, en cambio era muy suspicaz y desconfiado, y veía virus, tirios y troyanos en cualquier correo de origen desconocido que llegase a su PC.

Era un email de Fermín enviado desde el “Más Allá”. Decía así:

Querido Honorato:

Espero que estés bien. Me dirijo a ti con la esperanza de que le hagas llegar esta carta también a mi madre, ya sabes que la mujer no se maneja con estos inventos modernos.

Sirvan estas cuatro letras para deciros que me encuentro bien. Hombre… aún me tiran algo las cicatrices de cuando me hicieron la autopsia, son un poco brutos, caramba, como estás muerto te tratan a baquetazo y te rajan sin piedad, por lo demás, sin problema.
Tenía curiosidad de saber qué me iba a encontrar cuando muriese. Podéis estar tranquilos por mí, no hay nada, ni bueno ni malo. Nada. Lo único es que echo de menos mis libros, por no haber no hay ni biblioteca. Si me haces el favor, Honorato, coge del estante de la librería de mi casa un libro muy gordo que hay, es de Marcel Proust, “En busca del tiempo perdido”, lo tenía a medias porque es un poco espeso. Me lo envías a la dirección que te escribo más adelante, a ver si aquí, como estoy ocioso y confinado en la Nada, me lo acabo de una vez. De paso pídele a mi madre un jersey y un gorro que me tejió con una lana muy gruesa, y que nunca quise aceptar, eran horrorosas las dos prendas, pero tenían pinta de calentitas. Aquí me vendrán de perlas, hace un frío que te cagas.
Cuida de mi madre, ya sabes que eres como un hijo para ella, y cuídate tú también, amigo, ojalá  tardéis mucho en venir aquí, este sitio, sin ser malo, no vale la pena, y donde esté la casa de uno…



Un abrazo,

Fermín

PD: Las señas son, Avenida Desencanto, Nº 0, (Más allá)








sábado, abril 18, 2020

Cancelada cualquier opción de Poesía Aliñada 2020

Tras barajar una opción alternativa de aliñada para esta edición, la de enviar los trabajos por vídeo, y dadas las circunstancias, hemos decidido, junto a nuestro socio en el empeño -Casa Zorrilla- aplazar dicho certamen hasta que sea posible hacerlo de manera presencial, o sea, como siempre, o pasar directamente a la aliñada 2021. La decisión la hemos tomado tras pulsar por esta vía, pero sobre todo, por correo electrónico, vuestras distintas opiniones, dando como resultado -casi- una mayoría de gente que prefiere mantener la aliñada con su formato habitual, también nosotros teníamos nuestras dudas al respecto.
Muchas gracias por vuestras opiniones e interés. Nos vemos cuando sea posible. ¡SALUD!