domingo, febrero 28, 2010

EL ESPÍRITU DEL AGUA





El espíritu del agua,
cristalino, aséptico, inodoro,
asoma a través de un caño
y, galante, me invita a un baño.
Tiene la piel mojada,
en la urbe huele a cloro,
está fresco, tiene fuerza
y arremete con la bravura
de un toro.
El espíritu del agua
discurre entre los arroyos,
por regatos, riachuelos,
formando un lecho en los hoyos.
En la plaza de la iglesia
hay churumbeles jugando,
hay palomas, perro y gato,
y el caño que está en la fuente
con envidia está mirando.
Los niños corren y brincan,
juegan a burlar el sol
y acariciar la brisa,
coleccionan hojas muertas
y hasta esconden
una araña en la camisa.
El caño quiere jugar
pero no tiene pies,
por eso él considera
que la vida va al revés.
Por su boca escupe agua
en vez de frases y risas,
y escapa el alma a raudales
a través de un grifo viejo
y oxidado que no cierra.
El espíritu del agua,
solitario y aburrido,
cuando ve besar parejas
se dedica a contar tejas,
y, excitado, empapa y cobija
sus ardientes humedades
bajo tierra.

No hay comentarios: