POTAMOLOGÍA
Tu amor viene a mí como clamor
de lluvia fresca que empapa mi cabeza,
y en contacto
con la tierra
se torna fragüín sencillo de vadear
que discurre
entre las piedras
vestidas de
verde musgo,
hijas de una montaña.
En caída libre,
en cascada a través de mi garganta,
vierte como río
que llega hasta mi pecho,
se adentra, encajona y excava un desfiladero.
El agua de este río, que es tu agua,
en lo llano se
remansa y hace tojos,
pero busca el mar con desespero
remolineando cadozos tan profundos
que calan hasta el fondo de mi corazón.
Tu húmedo abrazo rodea mi cintura
dibujando la concavidad de un meandro,
y deja mi ombligo en medio, solitario,
como si fuese esa romántica mejana
que aguarda la llegada de la noche
para velar a los amantes.
Más abajo, casi en el mar, el horcajo,
sexo contra sexo,
mi río recibe el agua de tu río y se desborda,
formando un gran estero
lleno de vida y de barros,
de juncos y de limos,
de caricias y de mimos.
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