viernes, noviembre 09, 2007

EL ATASCO


Como todos los días, antes de ir a trabajar, se ocupaba de agrupar y guardar todos sus efectos personales: el pijama, el cepillo de dientes, un bol con comida, el periódico, el MP3, el cuaderno de pasatiempos, la labor de ganchillo y los últimos balances de la empresa. Se echaba la gabardina por encima de los hombros, cogía las llaves del coche, se despedía con un beso de su mujer y los niños y salía disparado hacia el ascensor. Una vez allí, repasaba mentalmente la lista de objetos que había incluido en el maletín.
-No me falta nada- sonreía satisfecho.
Sacaba el vehículo del garaje y, muy ufano y complaciente, se dejaba atrapar un día más por el atasco.

No hay comentarios: