Érase un tipo que estaba tan
cansado de obviar las puertas prohibidas de la vida, esas que dicen las malas
lenguas que encierran grandes peligros tras de si, que un día decidió pasar de
todo y probar a ver que se ocultaba detrás de una de ellas. Cuando se halló
ante la puerta vio sobre el dintel una
luz roja indicativa de peligro, pero no hizo caso, y empujándola con decisión y
valentía, pasó al interior. Una vez
dentro, lo primero que se encontró fue una gran pancarta sostenida por varias
personas, en realidad parecía que estuviesen celebrando algo todos aquellos. El
cartelón decía: “¡¡Enhorabuena!! Por ser el daltónico un millón que pasa al
Lado Oscuro, te ha correspondido un premio”.
En efecto, sentada sobre un
taburete, vestida de rojo –naturalmente-, y paladeando con sumo deleite una
manzana, le esperaba la muerta más sexy, bonita y picante de todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario