EL MEJOR AMIGO DEL
PERRO
(Ana Mª Rodríguez, POETA BULULÚ)
Que el perro es el
mejor amigo del hombre, de eso no me cabe la menor duda. Prueba de ello es lo
que me ocurrió ayer con el mío, con Lacitos. Le puse su comida, como de
costumbre, y, cuando acabó de comer, me llamó con un ladrido seco pero alegre a
la vez –vi que movía el rabo con satisfacción-. Acudí a su llamada, y con un
gesto claro, movimiento de cabeza y la mano señalando al plato, me instó a
comer las bolas de pienso que le habían sobrado. Por no desairarle y por temor
a disgustarle, agradecí su generoso e inteligente detalle, tomando el platillo
para comer –o fingir que comía- las bolas resecas. Movió la cabeza
negativamente, levantó la mano derecha en actitud de ordeno y mando –reconozco
que me resultó inquietante, por un momento creí que me hacía el saludo en modo
fascista-, e hizo que me sentara sobre mis cuartos traseros antes de comer el
pienso, luego hizo que me tumbara, que le hiciese la voltereta lateral y,
finalmente, que le bailase la Macarena. Satisfecho de mis progresos, me obligó
a girar sobre mi propio eje, estando de puntillas como la Paulova, y me lanzó
una bola de pienso para que la cazara al vuelo con la boca. Después me puso el
platillo en el suelo y, cuando me agaché para terminar el resto, me acarició el
lomo con gesto paternal. Lo dicho, un encanto de criatura, y qué bien educado
le tengo.
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