lunes, mayo 18, 2020

Déjame que te cuente (¿Es grave lo mío?)


¿ES GRAVE LO MÍO?

 Ana Mª Rodríguez (POETA BULULÚ)



El hombre llamado D.H.I entró en la consulta de su médico de cabecera, porque según decía estaba aquejado desde hace varios días, de dolor en el tórax, tos y expectoración.

El médico, tras hacerle una pequeña historia clínica y formularle varias preguntas en relación a su proceso actual, pasó a someterle a una sencilla exploración física. Le invitó a descubrirse de cintura para arriba a fin de aplicarle el fonendo en el pecho y auscultar sus pulmones.

-A ver, llene sus pulmones de aire y suéltelo por la boca despacito… muy bien, así, a ver… otra vez, bien, una vez más…muy bien. Bueno, ahora vamos a auscultarle la espalda.

D.H.I. continuó, obediente, ejecutando los movimientos respiratorios, tal y como le decía el doctor, a medida que iba aplicando el fonendo en los distintos puntos de su dorso. De repente el médico enmudeció y dejó de palparle con el el circulito ese.

- ¿Ocurre algo, Doctor? ¿Estoy muy mal?

-Chissst… calle, calle…¡¡Gol!!!! ¡¡Gol!!!! ¡¡¡Goooooool de Messi!!!

- ¿Cómo…ha dicho gol… de Messi? Y… ¿lo ha escuchado en mi espalda con ese chisme? - preguntó D.H.I. con los ojos abiertos de par en par.

El doctor brincaba por la Consulta, haciendo pequeñas cabriolas, sin ocultar su alegría por el tanto recién marcado.

-Sí, señor. Se escucha la voz del comentarista a la perfección, tiene usted unos pulmones la mar de radiofónicos.

- Caramba, pues me deja usted perplejo y algo molesto, ha de saber que soy madridista- respondió D.H.I. sin ocultar su sorpresa y enojo.

- Ya lo siento, hombre, pero comprenda usted que necesitábamos ganar este partido como el comer.

- Me hago cargo. Y digo yo… ¿no le resulta extraño que en mis pulmones se pueda escuchar El Larguero? Debo ser un fenómeno de la naturaleza.- preguntó D.H.I. con aprensión y leves entresudores.

-Huy, que va… precisamente ayer, auscultando a otro caballero, escuché la columna diaria de Iñaki Gabilondo.

-Qué barbaridad… ¿Y dice usted que estas cosas son normales?



-Totalmente, no hay de qué preocuparse. Cada persona es un mundo, y a unos les da por el deporte, a otros por la política, la economía o los asuntos locales.
Ahora, si es usted tan amable, vístase, no vaya a coger frío y se me constipe.




-Pues por eso vengo a su consulta, por el catarro, la tos y las flemas…



El doctor, sumido en sus pensamientos, sacó de un bolso de la bata una quiniela de fútbol y se dispuso a cotejar los resultados conocidos con sus apuestas personales.

D.H.I. no queriendo ser pesado sugirió en voz baja.



-Doctor, que decía yo si me va a dar algo para las flemas…



El doctor levantó la cabeza del boleto y miró al paciente con extrañeza, como si hubiese aparecido allí de súbito.



- ¿Eh…? ¿Qué flemas ni qué flemas…? ¿Qué dice?



- ¡Coño… los gargajos! Que si me receta un jarabe o algo… - (francamente irritado)



-Ah, no… ni hablar. No me tome ningún medicamento, sólo agua, nada más.



- Pero ¿por qué…?

- Porque con un triste jarabe puede usted perjudicar a toda la plantilla. Imagine que, ante un posible control antidopaje, dan positivo por su culpa. Un poco de responsabilidad, por favor, también hay que pensar en los demás. Ande, tápese y no me coja frío, no vaya a ser que perdamos la liga por su culpa, por ser tan melindroso.



D.H.I. salió de la consulta del doctor, entró en el ascensor, y estando seguro de no ser visto por nadie, desabrochó su camisa y palpó sus costillas, tratando de encontrarse en ellas el dial para cambiar de emisora.



-A ver si doy con la Kiss FM o los 40 Principales, ya me jode a mí que gane el Barça, ¡coño!!

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