miércoles, febrero 11, 2015

Pregón para el Circular, domingo día 8 de febrero


Entre las múltiples actividades que Miguel Asensio lleva a cabo en su nuevo espacio de la Plaza Circular, el bar Circular, están los pregones con paella de los domingos a la hora del vermut. El pasado domingo nos correspondió hacerlo a Eduardo Córdoba, primero por la derecha en la imagen, y a una servidora. En imagen, además, Pedro Zamora, Santiago Estévez y José Sanz "Rudo". Ésta fue mi apuesta:


De cómo aconteció que Miguel y Charo pasaron de tener un Eclipse en La Rondilla a tener un Circular con balcón y buhardilla.

Miguel, hostelero emprendedor y artista de postín, siempre quiso tener un negocio donde, además de darle al tiento y la pitanza, poder matar el ocio con pinceles, pluma, versos y, a la puerta del local, con pico y pala.
Rodeado de poetas, teatreros, retratistas, pintores y dibujones, alterna el vino, el teatro, la croqueta y los acrílicos, con la pluma del pollo que se estura cada día en la parrilla lo mismo que un San Lorenzo, mira a ver si te convenzo para venir con frecuencia a este rincón de miguel, que el sitio… tiene su aquel.
Hallándose un día en el bar de La Rondilla, iluminose en la testa delirante de Miguel una bombilla.
-¡Pardiez! Con lo que tengo en el Eclipse tengo dicha hasta lograr el aprobado, mas… yo quisiera poder decir que en alegría saco un diez, y como guinda a todos mis afanes, anhelo para el Eclipse una suerte de balcón desde donde divisar la luna y, ya de paso, saludar a la afición.
-Huyyy… con la Iglesia hemos topado ─ dijo Charo- el tema de un balcón en el eclipse- nunca fuera mejor dicho- no lo veo nada claro.
Nervioso y excitado ante la idea que Miguel, más que acariciar, sobaba, instaba así a su señora:
-Marchémonos a otra zona, busquemos un local aunque esté más alejado, sin que sea necesariamente en Tarazona, la cosa es tener un balcón abalaustrado.
Doña Charo no entendía con certeza el capricho de Miguel:
-Vamos a ver… ¿pero a qué se debe el antojo del balcón? ¿No será algún mal de ojo? ¡Hay que ver qué condición!
Miguel sintiose contrariado al advertir por parte de Doña Charo, precaución, pues la mujer, no hallándole explicación al deseo de su esposo de contar con mirador a toda costa, mostraba, como es normal, una cierta desazón.
Por salir airoso del trance, Miguel, de una larga cambiada despachó a Charo con un lance.
-Querida, te confesaré un secreto: Yo de siempre tuve un sueño, ser un hostelero artista de lo más sandunguero, gerente de un local con tendido de sombra, justo al lado de un albero y un balcón, donde poder ofrecer a los clientes, los domingos a la hora del vermut, una ración de paella con pregón.
-¿Paella con pregón…?─ preguntó a Charo, atribulada.
-Paella con pregón, lo veo claro, el negocio está en la variación─ sentenció el artista.
-Querrás decir, ilusión─ replicó ella.
-Para hacer un buen negocio hay que aliñar la paella con pregón, no se hable más─ dijo Miguel, pintando un plano en un papel- aquí está la solución para salir de la crisis: ¡un pregón declamado en un balcón!
-Ay qué hombre ─dijo ella, palmoteando de alegría- qué vehemencia, qué talento, qué torrente, se nos va a llenar el bar de gente, ya sólo falta dar con el sitio.
-¿Qué sitio?
-¿Qué sitio ha de ser, Miguel? Un local hermoso y grande con balcón y barandilla. No hay por mucho que busquemos uno así en La Rondilla.
Dieron, pues, en mirar una nueva ubicación, y el destino, a fuerza de dar vueltas y rodar, les llevó a la Plaza Circular.
Cuando vieron su interior, al abrirse ante sus ojos la cancela de este bar, no pudieron contenerse la emoción, dando rienda suelta al llanto fácil.
-¡Albricias! El sueño de mi vida, tan lejano e inalcanzable, aquí nos estaba aguardando, en la calle Salmerón.
-Por ventura ─dijo Charo- ¿no olerá mal el sitio? ¿Salmerón no es un nombre de pescado?
-¡Ay, no me saques de quicio, amada Charo! Se apellida así un señor cuyo nombre es Nicolás.
-¡Anda! ¡Igual que el pequeño!
-No mientes la bicha, esposa, que de este bar soy el dueño y no quisiera hacerme un selfie posando junto a esa cosa.
-¿Y cómo lo llamaremos?
-Ya tiene nombre, Princesa ¿no te digo que se llama Salmerón?
-Digo el bar… propongo un apelativo, El Rincón de Charo y de Miguel, estaré siempre contigo.
-No sé…humm… suena ñoño, como a bar de aperitivo, y esto hay que echarlo a rodar.
-Pues si hay que echarlo a rodar, nada mejor que llamarlo ¡CIRCULAR!

-Charo de mis entretelas, qué talento, qué potencia, qué torrente, ya verás…se nos va a llenar de gente a la hora del pregón. Qué ilusión haber cumplido con mi sueño de tener un bar con balcón y barandilla para ofrecerles a ustedes, los domingos, ¡una ración de paella aliñada con pregón!

Las Criadas en el Juan de Austria


El pasado 4 de febrero, miércoles, junto a Zahorí Teatro íntervine en una representación de Las Criadas de Genet en el Centro Cívico Zona Sur, Juan de Austria.