viernes, agosto 31, 2007

ABRIENDO BOCA



El bar era un poco cutre, uno de esos bares de barrio con un perenne tufillo a calamares fritos y a gambas a la plancha. Se sentaron en una mesita junto al ventanal de la entrada. El sol se colaba a raudales y quemaba a través del cristal. Pidieron unos martinis y unas aceitunas rellenas.
Empezaron a hablar de sus cosas (un traguito de vermut); siguieron haciéndose confidencias (otro traguito de vermut)...
El gusanito que vive en el interior de las aceitunas rellenas saludaba y agitaba una bandera blanca en señal de paz; pero ellos, completamente ajenos y absortos, el uno en el otro, no le hacían ni caso. En un momento dado, la chica con gesto mimoso, le ofreció morder un trozo de la aceituna que sostenía entre sus dientes. Por supuesto, él, entró al trapo. Le besó los labios, mordió la aceituna, rodeó con un brazo su cintura y deslizó una mano bajo su camiseta, mientras con la otra le recorría la cara interna del muslo y dibujaba la costura de su pantalón vaquero.

Estaban, lo que se dice, abriendo boca.

miércoles, agosto 29, 2007

EL PUNTO DE FUGA DE LA PALOMA

Los rudimentarios conocimientos de geometría que tiene una paloma, en una ocasión le llevaron a ignorar que, de seguir caminando por el sendero trazado entre dos líneas paralelas, nunca llegaría hasta el punto de fuga.

-“Parece que está ahí, si ya casi lo estoy alcanzado...”

Cansado de andar, el pobre animal, echó mano de un triste recurso, ese que sugiere que no hay principios matemáticos, ni taxativas leyes geométricas que superen a la imaginación y al deseo que tenemos de ser libres.

Empezó a batir sus alas para echar a volar y “fugarse” del camino establecido, pero ya estaba lo suficientemente exhausta como para no percatarse de lo cruel y malvado que puede llegar a ser el destino. Al poco rato de emprender el vuelo, atisbó a lo lejos y se dio cuenta que, por más que haga uno en esta vida, hay cosas imposibles de conseguir. O no...
Todos fuimos testigos presenciales del sonido seco que produjo la detonación. La perdigonada le excavó un pequeño túnel hasta el mismísimo corazón, y la paloma cayó abatida al suelo en un instante, tiempo suficiente para saber que existe un medio -posiblemente el único- para encontrar ese dichoso punto de fuga. Mire Vd. por donde.


martes, agosto 28, 2007

UN PENDIENTE SOBRE MI MESILLA



"... Al verle encima de la mesilla, sentí por dentro una especie de comezón; porque un pendiente olvidado junto al lecho del amante, tiene el mismo significado que la meada de un perro a los pies de un árbol. Marca territorio, sin más narices.
Después del pendiente vinieron otros "descuidos": una prenda interior debajo de la cama, un paraguas, un suéter, objetos de su personal aseo en mi baño, sus libros, el anticonceptivo que decía que tomaba pero que, en realidad, arrojaba al inodoro... así sucesivamente hasta que, cuando me quise percatar, escalando y trepando poco a poco, conquistó cada centímetro cuadrado de mi persona. Un día me asomé al espejo, y, horrorizado, me di cuenta que había vuelto a ocurrirme de nuevo. Ya no me pertenecía a mi mismo: mientras dormía, me había arrancado la única cana que me quedaba, y en su lugar había plantado una bandera tricolor.
He pasado tantas veces por esa misma experiencia, que las lenguas de doble filo dicen que me estoy quedando calvo... En verdad no son cabellos los que pierdo, son las banderas que otras me van colocando, y que yo me arranco cada vez que veo peligrar mi libertad..."

jueves, agosto 23, 2007

EL ÚLTIMO PARPADEO DEL SUICIDA




-“¡Coño, qué alto está esto!”-

El suicida miraba con aprensión hacia el fondo del patio. Se aferraba con tanta fuerza al aluminio de la ventana que las yemas de los dedos estaban completamente blancas por la presión. Agitaba un pie en el aire calibrando la sensación de vacío, igual que cuando introducimos –sólo- los dedos en la piscina para probar la temperatura del agua.

Dudaba, dudaba... sudaba y entraba de nuevo a la casa. Desde que adoptó la trágica decisión de acabar con su vida de esa manera y se aupó a la ventana, había ido al baño con una diarrea pertinaz no menos de diez veces seguidas.
- “Por muchas ganas que tenga de hacerlo, no me voy a lanzar de cualquier forma. Sería triste que pasara a la historia como el primer suicida que se arroja al vacío con la mierda pegada al culo”-
Volvió del aseo y recompuso su indumentaria como si en lugar de ir a convertirse en pasto de chanfaina fuera a ir de boda. Se encaramó de nuevo.
Primero asomó el pie, vacilante. Después, medio cuerpo tímidamente; finalmente todo, salvo la mano y el pie derechos que se sujetaban al marco de la ventana igual que las garras prensiles de un orangután.

Miró hacia abajo y su vista se posó en el piso tercero:
- ¡Zorra!... si no fuera por esa puta, que estará ahora con él ahí, tan ricamente, no tendría yo necesidad de hacer esto que voy a hacer...!-

El bolso de cuero de ella, junto a la ventana del alfeñique del tercero, era la prueba patente de su infidelidad. Todas las tardes estaba en ese sitio a la misma hora, justo cuando se suponía que iba al Taller de Pintura (se preguntaba a menudo ¿es que no tiene otro sitio dónde ponerlo nada más que ese?). Se lo había regalado él las últimas vacaciones, cuando fueron a Marruecos. Y era un bolso inconfundible.

Soltó los dedos del metal, que ya estaba lo suficientemente caliente como para empezar a fundir, y se dejó caer blandamente, casi sin querer (es tan fácil suicidarse si se pone un poco de empeño...)

Parpadeó, vio el pavimento y, al tiempo que volaba, oyó la puerta de casa que se abría y la voz de ella que decía cantarina:
-“Cariño ¿estás ahí...?”-

De haber parpadeado al pasar por el tercero, lo último que hubiera visto sería una mujer, que no era la suya, cogiendo ese jodido bolso que estaba junto a la ventana.

Se dio cuenta de lo tonto que era demasiado tarde para su gusto. Un líquido caliente y pegajoso se le adhería a la cara y le impedía ver con nitidez el tono de las baldosas del patio vecinal, pero hubiera jurado que no eran grises como aseguraba ella, lo que ocurre es que en ese patio se barría muy de vez en cuando y estaban completamente cubiertas de polvo, por eso no parecían verdes.

martes, agosto 21, 2007

LA PLAYA DE LOS LOCOS


Amig@s, a través de este reportaje quiero que conozcáis mi particular visión de la Playa de Los Locos en Torrevieja. Al respecto, habréis oído comentarios de todo tipo -tal vez más malos que buenos-; pero como dice un sabio proverbio hindú... "no hagáis caso de todo lo que os cuenten".Allí, el turismo cutre-casposo-cañí se da cita a partes desiguales y convive -como puede-, junto a otro tipo de turismo más "selecto". Es verdad. Pero lo importante no es eso... Lo importante es saber sacar el provecho oportuno a cada uno de los impagables momentos que nos ofrece esa rica y variopinta fauna humana. Personajes pintorescos que hacen las delicias de curiosos y fisgones que, cada mañana en la playa o cada tarde en una terraza, nos sentamos a ver pasar la vida.



En la playa, como en cualquier parte, siempre habrá alguien con aires de grandeza, que quiera destacar sobre los demás...

Pero también hay melindrosos, para los que, el simple hecho de tomar un baño, se convierte en una misión tan arriesgada como cruzar el paso de las Termópilas.


Algunos navegan sin rumbo y a la deriva...



...como esos que tratan, infructuosamente, de mantener su línea a raya...


...o, como esos otros maniáticos del orden, que viven eternamente preocupados por tener correctamente colocada cada cosa en su sitio.


En La Playa de Los Locos, por la tarde, además de la brisa, uno puede tomar mate con parsimonia, en solitario y entregado a sus reflexiones...



...cangrejos cocidos, patas arriba, hacen yoga... ¡Señor, cómo podrán...!

Bin Laden, creyéndose a salvo de miradas indiscretas, observa con estupor cómo le dispara una cámara fotográfica que está semioculta bajo una toalla...


...las gaviotas anidan sobre unos árboles raros que crecen en la arena; los depredadores acechan, esperando su caída...



...el Bello Durmiente aguarda a que una princesa le rescate de entre los brazos de Morfeo...

...pero eso es imposible... la única princesa de la playa ya está comprometida con un jovencísimo y precioso Don Juan, que se las lleva a todas de calle...



...rudos lobos de mar tienen sueños eróticos poblados de dulces sirenas...



Existe un raro ejemplar trípedo -o trípode, como se diga-, que se desplaza sobre tres patas diferentes, cada una de ellas, entre sí... ¡Señor, cómo podrá...!

Cuando el sol amenza con ocultarse en el horizonte, hacen acto de presencia, en el paseo principal de la selva y debidamente engalanados, los distintos clanes familiares. Todos, absolutamente todos, sin acordarlo previamente, se concentran masivamente en el mismo sitio, hasta el punto de transformar dicha zona en un lugar intransitable -e irrespirable-; aunque el resto de la selva esté prácticamente desierto.




Pero no se vayan Vds a creer que, porque viven en Torrevieja, semejantes seres se comportan a tontas y a locas, no... Guardan un rigurosísimo protocolo a la hora de sentarse, respetando las debidas jerarquías.


Por la noche, con la fresca, mientras unos se divierten de lo lindo...



...otros se ganan la vida como pueden, por ejemplo... retirando amorosamente de de las cabezas de sus congéneres, esas molestas pulgas o garrapatas que tanto joden...

...algunos te tocan...la fibra sensible.


Y por último, otros se conforman con impedir que, esos sonámbulos que caminan sin mirar dónde ponen los pies, les pisoteen todo el género.

Pero no todo el monte es orégano, ni oro lo que reluce... Hay colegas que también se aburren soberanamente, no nos engañemos



En resumidas cuentas, la noche en Torrevieja da mucho juego... De hecho, mientras fantaseas, puedes ver la realidad reflejada a través de un espejo.

A veces sientes miradas escrutadoras e inquietantes que se ciernen sobre ti.

Y cuando todo se vuelve oscuridad y silencio, cada mochuelo regresa a su olivo, dejando a su paso una huella indeleble.


Posiblemente a estas alturas de la noche, perdido entre las rocas, puede que dejes de sentirte como un miembro más de la manada, y te creas un personaje de leyenda, una heroína literaria o... un fantasma. Sí, puede ser...

Y te retirarás a descansar a un espléndido castillo de arena, levantado exclusivamente para ti, esperando que despunte el nuevo día.

Dedicado con todo mi cariño a esa gente anónima, a esos modelos de excepción que, involuntariamente, se prestaron para hacer este reportaje, y que, en caso de sospechar en algún momento, que su imagen estaba alimentando la gula insaciable de la creatividad de una incipiente reportera, hicieron alarde de una infinita y encomiable paciencia. Va por todos Vds. Muchas gracias











































































































jueves, agosto 02, 2007

HASTA PRONTO


Bueno, amig@s, me voy unos días a la playa, pero volveré pronto para seguir contando mentiras a todo aquél que quiera leerlas.
Un beso fuerte y cuidaos mucho ¿ok?