miércoles, abril 29, 2009




A LA LUNA

¿Quién ha dicho que a la luna no hay que pretenderla?
¿Dónde está escrito que esa pieza luminosa
que un día se fugó del puzzle del espacio,
y ahora nos mira desde el cielo, no necesita mimos?
¿Quién sugiere que a un requiebro la luna no está abierta?
Ella no es satélite como la gente piensa,
es mujer que brilla y que da vueltas
cuando baila coqueta, seduciendo y flirteando con la tierra.
La luna necesita que le digan cada noche
que es la mejor, la más hermosa, “te llevaré en mi coche”,
precisa que la miren y le digan frases tiernas.
El sol es otra cosa,
alterna y confunde lo caliente con lo displicente,
a ratos es fogoso, otras veces, medroso, se oculta tras las nubes,
pero siempre es varón, es decir, poco ocurrente.
La luna, mi luna, es aparición constante
que se viste de mil modos y maneras,
hoy se engalana de noche con un vestido largo de terciopelo negro,
eso es la luna nueva,
mañana será cuarto menguante con minifalda, y luce pierna,
el siguiente, con bermudas, será cuarto creciente,
hasta que un día se muestra, finalmente,
desnuda, voluptuosa, y se te ofrece,
es la fase mágica, esa es la fase llena.
No desdeñes a la luna, no dejes jamás de pretenderla,
y, hasta si puedes… conseguirla.
Ella espera que lo hagas ¿aún no lo sabes?
¿Cómo es posible que no te hayas dado cuenta?
Piensa que será por algo por lo que cada noche viene a verte,
desnuda, envuelta en terciopelo, con minifalda o con una flor en el pelo.

sábado, abril 25, 2009

LA HORA DE LA SIESTA




Es la hora de la siesta,
una mecedora que no mece
duerme a la sombra de un porche,
la radio susurra con voz de locutora
noticias a las que nadie hace caso,
sucesos de ahora y de anoche,
un libro piensa letras boca abajo
encima de una baranda,
una hormiga cargada con una miga
pisa el libro sin mirar por dónde anda,
unas gafas de leer se tumban sobre una mesa
justo donde más pega el sol,
en una mancha reseca de baba de caracol,
sin factor de protección, sin un triste parasol.
Un viejo, oculto bajo un sombrero,
le pega un tiento al contenido de un pellejo,
masca palabras ininteligibles con unos dientes de pega,
y una mosca cojonera amaga joderle la siesta
mientras se posa sobre un palillo
que emerge de entre sus labios,
astillado y amarillo.
Un perro ladra cada vez que alguien,
ignorando qué hora es, osa pasar por su calle
sin que falte quien le mande que se calle.
Silencio, sequía de manantiales,
jadeos y gruñidos animales,
el tintineo de un grifo soltando gotas a pares,
sol a raudales fuera,
calor y sudor dentro de la casa,
en la cama, retozando dos amantes
se preparan: es la hora de la fiesta.



Kasi_siempre

lunes, abril 20, 2009

JUNTO A LA CAMA




Manta de lana,
pelo en la almohada,
una botella de agua
junto a la cama.

Persiana bajada,
luz apagada,
un reflejo de luna
junto a la cama.

Libro en el suelo,
gafas caídas,
zapatillas de fieltro
junto a la cama.

Voz que agoniza,
labios abiertos,
un beso encendido
junto a la cama.

Ropa en la alfombra,
cuerpos desnudos,
el deseo en la sombra
junto a la cama.

Caricias ardientes,
trío amoroso,
música suave
junto a la cama.

Dos que se aman
dentro de un lecho,
soy la que espera
mirando al techo,
junto a la cama.

viernes, abril 17, 2009

VALE CUALQUIER COSA



Asomo a través de mi sepultura,
veo el gris del frío, no hay flores
y las que hay están marchitas.
Recibo en mi rostro la frescura
de la noche y del otoño
que corta como una daga,
no importa.
Miro a todas partes,
estaré sola, me pregunto…
y como nadie me responde,
ni yo misma,
intuyo que sí.
No importa.
Al final todo vale,
y merece la pena vivir a la sombra
si al cobijo, bajo su alfombra,
unos labios silenciosos me nombran,
si unas manos blancas y delgadas
me acarician,
si un corazón de hielo se derrite al calor
del fuego de mi amor devastador que le devora,
si un recuerdo urde y trama,
a costa mía, mil historias,
si más pronto que tarde
en mi losa deposita con cariño
cualquier cosa,
una rosa, con o sin espinas,
cualquier cosa.

martes, abril 14, 2009

NANA A UNA NIÑA QUE PERDIÓ A SU PERRO



Junto a la ventana, dentro de una cuna,
a la pálida luz de la luna una niña duerme
como un ramo de flores esparcidas,
y descansa bajo el velo que administra
una mirada que le llega desde el cielo,
la mirada de un perro adormecido.
La niña sueña con un mundo de juguete
y huye de conflictos de mayores,
la niña nunca tiene miedo,
como un amuleto sostiene en su manita
un mechón de pelo de un perro adormecido.
Su cuna es filigrana
de piel morena y ojos azabache,
su aroma es a violetas,
y la manta que le arropa es
el aliento de un perro adormecido.
Es de día, la luna ya se ha ido,
el sol asoma,
la niña morena se despierta y abandona
esos bosques de eucalipto que ha soñado,
nubes de algodón,
las sombras que despistan y que aplanan,
las nieblas que guardan pesadillas,
el murmullo que procede de un arroyo,
la brisa de un mar en calma,
el duermevela que persigue a la vigilia
y que, trémulo, hace el amor a la luz de una vela.
La niña abre sus ojos, se despereza,
y encuentra un desayuno en biberón
y unas noticias en papel sobre la mesa,
el camarero es un perro fiel, adormecido,
que un día le dijo adiós
y de su memoria aún no se ha ido.
.