Pasó el 1, llegó el 2 y los que
vendrán.
Y tras unos comicios de opereta y
unos gobiernos de sainete, se ha podido constatar de nuevo lo que ya estaba más
que constatado. Por un lado, la brecha que existía, pero que algunos parece que
se negaban a admitir, se ha convertido en un enorme socavón; por otro lado, la
ineficacia para resolver este asunto que viene de largo plazo, por parte de
quienes nos gobiernan, ha quedado más que patente. Ni las cosas se arreglan de
hoy a mañana y mucho menos a sartenazo limpio.
Ahora viene el crujir y el
rechinar de dientes, como dirían los más bíblicos, y es cuando se empieza a
hablar de “negociación”. Ya, pero tal
vez se olvidan de un pequeño detalle, es decir, del resto de los españoles que
estamos de esta otra parte -por lo visto decir lado está feo-, porque también
tenemos algo que decir, digo yo.
Como española y lo digo con
mayúsculas, aunque lo escriba normal –sé que a mucha gente le chirría
denominarse español, es más, le acompleja, a mí no… todos hemos nacido en
alguna parte, nos guste o no, y si ya de serie abominamos de lo nuestro, no
quiero ni pensar lo que podemos llegar a abominar de aquello que ni conocemos
ni cataremos, pero bueno…-, digo, me
gustaría poder emitir mi opinión a través de unas urnas “comodiosmanda”, y no
hablando sólo de elegir a quién prefiero para que me gobierne, que ya sé, ya…
es lo que más les preocupa a ellos, a los políticos. Me refiero a opinar acerca
de lo que prefiero que se haga respecto al nuevo país que “amenaza” con
autoproclamarse esta misma semana.
Admirando su arrojo, el de los
catalanes independentistas, que tienen unos ideales, que luchan por lo suyo y
lo defienden, y que en ese aspecto están de muchos de nosotros a años luz, les
felicito por haber mantenido ayer el tipo con la que les cayó, hasta la lluvia
se les puso en contra, por haber logrado ir a votar, del modo que se ha podido
-supongo que no lo han hecho mejor porque no se lo han permitido y porque no es
legal-, y les deseo lo mejor en su nueva deriva –cierto es que se quedaron en
casa los del “no”, pero también es cierto que podían haber salido a colocar
otras huchas alternativas para mostrar cuántos son los que están de ese otro
lado, perdón… de esa otra parte-. En serio, les deseo que tengan mucha suerte y
les sonría la fortuna. Siempre me han caído bien los catalanes, mi padre biológico tuvo allí grandes amigos y
hasta en su honor hizo que, además de Ana María, me pusiesen en el Juzgado por
nombre Montserrat
Pero también opinaría, si me lo
permitiesen a través de una urna, que estoy de acuerdo en abrir esa negociación
de la que hablan ahora –a buenas horas, mangas verdes…-, pero ojo, negociación
política “SÓLO Y SIN PELAS”. Entiendo que el socavón que se ha abierto es difícil
de tapar, y únicamente puede hacerse de dos maneras:
a) Con
más dinero y más privilegios “tapabocas”, como otras veces, lo cual es un
cierre en falso, porque la herida sigue abierta por debajo y al final nos pasa
lo que al gallo de Morón, nos quedamos sin plumas y cacareando, sobre todo
cacareando ellos “independencia, independencia…”
b) O
con una reforma de la Constitución y abrir las puertas a quien en realidad ya
está fuera.
Bien, pues mi
voto iría directamente a la hucha de la opción “b”. Es tarde e inapropiado
suplicarle a nadie que se quede donde no quiere estar, y mucho menos a base de
ofrecerle prebendas y mostrarnos lisonjeros, al igual que en una relación
amorosa, llegados a una situación insostenible, lo menos dañino para ambos es
poner tierra de por medio y devolvernos los regalos. Pues eso, devuélveme el
rosario de mi madre, quédate con todo lo demás y… ¡puerta, ojalá que te vaya
bonito! –por seguir con boleros y rancheras-
Por cierto, todavía no he
terminado. En cuanto a los pronunciamientos de los distintos líderes políticos ayer…
de Puigdemont no opino, ni me gobierna ni me va ni me viene; respecto a Rajoy,
qué decir, más de lo mismo de siempre, sea corrupción, sea independentismo, sea
lo que sea, aquí no pasa nada, señores, nunca pasa nada, y si pasa, les
embrisco a los jueces y listo. El discurso que me pareció más maduro y
coherente, y no lo digo sólo por afinidad -que nunca niego ni oculto mis
afinidades, perversiones y tendencias-, lo creo realmente, fue el de Sánchez,
sobre todo cuando dijo entre líneas y con más elegancia que yo, por supuesto:
ya me jode, ya, Sr. Rajoy, darle hoy el voto de confianza que le negué hace un
año y me llevó a dejar mi acta de Diputado, pero por responsabilidad y
compromiso con la gente estaré del lado del Estado de Derecho –tampoco dijo
exactamente de “usted”-. Rivera, bien, en su línea; e Iglesias, pues eso… entre
sus muchos aciertos, que los tiene, porque es muy inteligente, a veces se pasa sacando
los pies del tiesto y jugando a ser Robin Hood. Está claro que es preciso
cambiar de interlocutores, y ellos lo saben, por eso empiezan a frotarse las manos en busca de unas nuevas
elecciones que arreglen sus asuntos. Estaría bien que además arreglasen los de
los demás.