Fuego, calor que me devora
y destruye mis entrañas.
Lumbre, pasión a cualquier hora
cuando me evocas y extrañas.
Hoguera, nave cálida
de mil kilómetros de eslora
que abrasa mi pubis con saña.
Llama, aquelarre con silueta de señora
y botas de mediacaña.
Brasas desde la noche a la aurora
y de la cuna a la guadaña.
Amor, ayer, mañana y ahora,
en el mar y en la montaña.
Ardor, impulso que no aminora
y se enreda entre mis muslos
como una tela de araña.
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