Silencio es amigo fiel
que acompaña
y me dedica palabras de
amor
desde el agua, las rocas
y la flor,
hablando como se habla a
una extraña.
Silencio está al otro
lado y me araña
en tonos blancos, negros
y a color,
con frío lacerante, con
calor
y el llanto que evapora
todo empaña.
Cuando me dice, el tono
de su voz
bendice mi alma breve,
enamorada,
herida a veces por un
rayo atroz.
Si no me dice, mi dicha
cansada
se difumina y retira al
alfoz
de mis penas, tierra
triste y pesada.
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