sábado, diciembre 08, 2012

¡¡SORPRESA!!


Cuando el ginecólogo se dispuso a practicar la cesárea a la paciente, advirtió sorprendido y horrorizado que, en vez de útero, lo que tenía esa mujer alojado en la pelvis era una chistera.

No es de extrañar pues, que en lugar de un niño, la criatura que nació fuese un conejo.

El susto también alcanzó al padre, el cual, al conocer la noticia, se desplomó en el pasillo sobre un montón de heno.

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