martes, mayo 15, 2007

EL TIEMPO VUELA


Me aferré a las crines del tiempo pensando que cabalgaba sobre un pura sangre. Pero, azarada, comprobé que los árboles situados a ambos lados de la carretera de la vida, desfilaban ante mis ojos mucho más rápido de lo que yo estaba dispuesta a tolerar. Sentí vértigo. Entonces, sólo entonces, me di cuenta que lo que sostenía entre mis manos no eran las melenas de un caballo, ni el cuero de unas riendas; sino, más bien, el material sintético del volante de un Ferrari.

No hay comentarios: