El coraje es el duende que se mofa
escondido entre las letras de un bosque,
y evita así que el pánico se enrosque
en el sensible cuello de una estrofa.
El miedo, para aquél que filosofa,
tiende a ser sensual musa que le enfrasque,
el soplo sibilino que le atasque
y al dios de las ideas apostrofa.
Pues el genio le reta a la locura,
y no suele aceptar con aquiescencia
ningún tipo de grieta ni fisura
que lleve verdad a la incoherencia,
o que haga criticar la razón pura
aunque devenga en una impertinencia.
escondido entre las letras de un bosque,
y evita así que el pánico se enrosque
en el sensible cuello de una estrofa.
El miedo, para aquél que filosofa,
tiende a ser sensual musa que le enfrasque,
el soplo sibilino que le atasque
y al dios de las ideas apostrofa.
Pues el genio le reta a la locura,
y no suele aceptar con aquiescencia
ningún tipo de grieta ni fisura
que lleve verdad a la incoherencia,
o que haga criticar la razón pura
aunque devenga en una impertinencia.
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