miércoles, julio 27, 2011

A LA GUARDIA PRETORIANA

Decía ayer un diario mallorquín, que en una determinada playa iba a multarse, con la generosa cifra de 1500 euros, a quien osara hacer aguas menores en el mar, dentro y fuera; es de suponer que las aguas mayores también están mal vistas. La noticia no dejó indiferente a casi nadie y, presta, la ciudadanía encuestada se apresuró a emitir su opinión al respecto. Casi todos coincidían en algo… ¿cómo se controlará ese hecho estando inmersos en pleno Mare Nostrum?
Hay que ver, cómo es la gente, carecen de la más mínima imaginación… ¿pues cómo ha de controlarse?? ¡¡La policía, claro!! Para eso está. La Policía Municipal tiene muchas aplicaciones, pero ninguna de ellas ha de ser tan interesante y perentoria como la de vigilar estrechamente a ver quién se mea dentro del agua y deja el consiguiente halo dorado alrededor; por supuesto, ni dudo que obviarán el uniforme reglamentario y lo sustituirán por uno de esos escuetos bañadores tipo braga, o un modelo pantaloncito, mucho más comedido, dónde va a parar… pero eso, claro está, siempre que no les hagan disfrazar de hombre batracio, para sumergirse y deslizarse entre las piernas de los bañistas con la destreza y elegancia de una lenguadina, y así verificar de primera mano y a un palmo de distancia, lo bien que se relajan los esfínteres en el agua salada y calentita. Porque, vamos a ver… no vayamos ahora a pensar que el agua caliente del Mediterráneo está a esa temperatura porque le da el sol, ni hablar del peluquín… el agua de la costa levantina, pongo por caso, mantiene esa temperatura agradable, siempre gracias a la estrecha colaboración de los bañistas y a su soltura de esfínteres, que tacita a tacita… mire usted qué calentita.
Y es que la Policía no para, no da abasto a atender tantos casos urgentes como les demanda la ciudadanía últimamente: que si vigilar a los viandantes que circulan sin camiseta, que si vigilar que no se practique nudismo en las playas donde se venía haciendo hasta ahora, vigilar que las lumis dejen de currar donde lo hacían antes, controlar los excrementos perrunos y posterior recogida de los mismos… en fin, no digo que estén mal las medidas que adoptan los ayuntamientos, yo, por no decir, no digo nada, lo que sí afirmo es que la guardia pretoriana tiene que tener más disfraces que Mortadelo para infiltrarse en todos los recovecos sancionables de la sociedad, y tiene que tener más arrestos que el caballo del Espartero para aguantarnos a todos. Y esto último lo digo en base a lo que, por lo visto, ocurre y contemplamos cada día a través de las imágenes que nos brindan los noticiarios. Ahora se ha puesto de moda que, cada vez que actúa la Policía, sea la Local o la Nacional, atendiendo a los requerimientos de un juez, la basca en pleno se les echa encima y les ponen de chupa de dómine, mirando a Cuenca… la verdad, no lo veo nada bien, no digo que no haya policías que se pasen siete pueblos cuando tienen que llevar a cabo alguna misión, también los que no somos polis nos pasamos algunas veces, de listos, de tontos y de todo, en fin… a lo que vamos, que allá donde acude la guardia, a día de hoy, se prepara lío, y no faltan esos nuevos aspirantes a Robin Hood, o NeoZorros como yo digo, que les dedican flores y la emprenden a sartenazo limpio cada vez que han de intervenir en un desahucio o similares. Es loable la intervención de la basca en pro del desahuciado, a veces también –la basca- mete la pata hasta el corvejón, no creamos que no, sobre todo cuando impiden que se lleve a cabo un desalojo que los vecinos del inmueble llevaban esperando tiempo como agua de mayo, y llegan ellos –los neozorros-, y hala, abortan el plan, jodiendo –en este caso- a la comunidad, por no haberse informado antes. En mi ciudad ocurrió: una vez paralizaron un desalojo y tuvo que reordenarlo de nuevo el juez, pues los vecinos del paisano desahuciado estaban hasta los perendengues de él y del morro que le echaba al asunto, contando, éste, con más denuncias que El Lute y, por supuesto, con otro sitio alternativo donde vivir. O ese día de Lavapiés… que casi linchan a la guardia pretoriana cuando trataban de detener a un camello que llevaba droga, no piruletas. En fin… desde aquí quiero hoy, porque me sale de dentro, por llevar la contraria y porque me da la gana, rendirle mi pequeño homenaje a dicho colectivo, el de las Fuerzas de Seguridad, que últimamente parece que sólo han de estar alerta para sofocar cualquier intento de sublevación perruna -cagando en las aceras-, humana -meando en el mar-, mientras se ven obligados a huir con el rabo entre las patas cuando tienen que hacer cumplir unas órdenes que les imponen desde arriba, como se las imponen a cualquier otro trabajador de cualquier otro colectivo que tiene un superior… o a usted, el de la camiseta a rayas ¿nadie le da órdenes? Y a usted, señora, la del vestido estampado ¿tampoco le encomiendan ninguna misión en su curro? En ese caso, enhorabuena, les felicito por su suerte, pero permítanme que le dedique mi saludo de hoy a la pasma, los pitufos, los azules, otrora llamados grises, maderos… por lo que les toca aguantar muchas de las veces –como a usted, como a usted, como a mí…-

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